24 agosto 2020

Una marca en la pared

Este poema formaba parte de Itinerario (2002). Ese libro, el primero que publiqué en República Dominicana, está compuesto por mis últimos poemas escritos en La Habana y los primeros de Santo Domingo. Mabel Caballero, una querida amiga que laboraba conmigo en El Caribe, lo editó.

Fue justo Mabel quien me propuso sacarlo no recuerdo con qué argumento (argumentos siempre son los que le sobran a esa españolita). Como siempre, le hice caso. Ayer, buscando otra cosa, di con él. Ahora, que Sagua la Grande espera una tormenta, es una buena excusa para por fin publicarlo.


En Sagua la Grande,
uno de los pueblos
más luminosos
de mi provincia,
hay una marca
en la pared
de un portal.
Hasta ahí llegó
la inundación
de 1937.

Yo no sabía bailar,
pero la oscuridad,
irresistible
y undosa,
no me dio
alternativas.
Era la última
noche de carnaval
de 1983.
Van Van
retumbaba
por unas calles que,
10 años después,
se lanzarían al agua.
Mati, la espalda
desnuda de Mati
es lo último
que recuerdo
de aquel verano.
Era casada
y cinco años
mayor que yo.
Solo deseaba
que el río
se la llevara.

En Sagua la Grande,
uno de los pueblos
más oscuros
de mi provincia,
hay una marca
en la pared
de un portal.
Era la última
noche de carnaval
de 1983.
La inundación llegó
hasta la espalda
desnuda de Mati.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Poeta, caramba, qué manera de encontrarle poesía a todo.

Anónimo dijo...

Buen poema. Mati se hace eterna en él.

Sonia Diaz C

Anónimo dijo...

Buen poema, como dice Sonia Díaz Corrales, otra gran poeta de tu generación., y sí, probablemente Mati nunca sepa que lo que estaba haciendo era poesía.