La casa de natal Ángel Castro, el padre de Fidel y Raúl, se ha
convertido en lugar de peregrinación. Según La Voz de Galicia, tanto simpatizantes como detractores del régimen cubano
viajan hasta Láncara, en Lugo, para conocer el modesto hogar.
El general de brigada Armando Choy, quien ahora comanda el grupo
empresarial Torregroso, ha sido uno de los últimos en movilizarse hasta esa
remota aldea. Choy se sorprendió por el origen humilde del padre de sus jefes.
Luego, manifestó su consternación por el estado ruinoso del inmueble.
Esa casa es la prueba del éxito de Ángel Castro y del fracaso de
su hijo Fidel. El campesino gallego llegó a Cuba como soldado, para luchar
contra el ejército libertador. Después de haber sido deportado, regresó a la
isla en 1905 en busca de oportunidades para su espíritu emprendedor.
Logró convertirse en un exitoso colono. La foto del coche motor en
el que se movía la familia Castro por los ferrocarriles del Oriente, es un
testigo de excepción de esa bonanza económica. En 1959, Fidel y Raúl se hicieron del
poder gracias a una insurrección armada. En pocos meses desarticularon la
república que había hecho posible un caso de éxito como el de su padre.
Ahora Cuba produce menos azúcar que a finales del siglo XIX,
cuando estaba devastada por la guerra que motivó el primer viaje de Ángel. La nación se ha convertido en un páramo
improductivo donde los emprendedores no tienen cabida. No hay ni una razón por
la que un hombre como el gallego Castro quisieran afincarse en ella hoy.
Aun cuando el país entero está en ruinas, el régimen de Fidel y
Raúl prefiere restaurar una humilde casa de Galicia. No advierten que al salvar ese lejano símbolo, están demostrando el fracaso de la revolución desde su lado
más íntimo: el familiar.