16 febrero 2024

El Fogonero en La Yola Borracha


Rubén Lamarche es uno de los dominicanos más lúcidos que he conocido. Es un gran conocedor del cine, la literatura y el béisbol. Y alguien que hable sin parar y apasionadamente sobre esos tres temas, puede contar siempre con mi amistad y admiración.
Hace unos días, en los estudios de Bao Radio, nos pusimos a conversar sobre Atlántida. Aquí tienen el video, por si quieren darse una vueltecita.

14 febrero 2024

Un día como ayer

Pase usted Señor Jonrón, la conmovedora biografía de Pedro José
escrita por Fernando Rodríguez Álvarez.

Un día como ayer, hace tres años, perdí al más grande héroe de mi infancia. Nadie como Pedro José Rodríguez me hizo aplaudir hasta que me dolieran las manos y saltar con la mayor de las alegrías. Sus hazañas para mí sólo eran comparables con las de Sandokán, el temible tigre de la Malasia. 
En 1978 yo también fui campeón. Igual que los argentinos, mi provincia se coronó como reina de la isla, al vencer a Pinar del Río en un juego que se celebró en La Habana y que vimos a través de las pantallas de los televisores soviéticos. Un sólo swing de Cheíto bastó para decidir. Luego él mismo comenzó la jugada del punto final.
Mi sentido de pertenencia por Las Villas, mi irrenunciable territorialidad villareña, se deben en gran medida al orgullo que me hacían sentir sus descomunales batazos. 
¡Gloria eterna al Señor Jonrón!

13 febrero 2024

Un camino de regreso


Gracias a un amigo supe de la existencia de Flowering Plants from Cuba Gardens, publicado por The Woman's Club of Havana en 1951. Afortunadamente, di con un ejemplar en Amazon y lo he recorrido de principio a fin, como si anduviera por los senderos de un jardín (esos que siempre se bifurcan).
Es una auténtica joya, no sólo botánica sino también antropológica. Me ha hecho muy feliz descubrir que en la Loma de Thoreau atesoramos las plantas esenciales del follaje cubano y varias de las que formaban parte de los impresionantes jardines del central Soledad (actual Jardín Botánico de Cienfuegos).
Compruebo una vez más que sembrar para mí es también un camino de regreso.


01 febrero 2024

La guasabita

Los cubanos tradujeron UAZ en guaz, de ahí el apodo de guasabita.

Desde muy pequeño disfruto coleccionar. Atesoré clavos de línea, boletos de trenes, sellos de correos, fotos de escritores y hasta botellas vacías. Ya en la vejez, me ha dado por acumular "carritos", para complacer al niño que tuvo que ceñirse a los juguetes básicos, no básicos y dirigidos.
Uno de los momentos más felices de mi vida ocurrió en 1981. Estaba becado en la Escuela Secundaria Básica de El Nicho y me dieron unas fiebres tan altas que acabé interno en el hospital del pueblo (la doctora que me cuidó es uno de los personajes de la novela en la que trabajo ahora).
La mañana del miércoles apareció mi abuela Atlántida en la puerta de la sala. Había hecho el camino a pie desde Crucecitas y no aceptó ninguna de las promesas que le hicieron el director y la doctora. "¡El niño se va conmigo!", sentenció. Después de darse por vencido, Nivaldo (así se llamaba aquel buen hombre) le ordenó al chofer de la guasabita que nos bajara hasta Cumanayagua.
Cuando abrieron la puerta de aquella cápsula soviética, estábamos junto al tren que nos llevaría de regreso a casa. A menudo recuerdo su olor, era semejante al de un pasaje de Apocalipsis Now. La he encontrado desarmada, pero cuidaré de cada detalle para que me quede perfecta. Como les dije al principio, soy un coleccionista.

La hiedra


En una de nuestras caminatas por el madrileño Paseo de los Melancólicos, Diana cortó una pequeña rama de hiedra para ponerla en una jarra con agua. Su intención era adornar una salón que, en aquel momento, estaba totalmente desnudo. 
Cuando llegó el día de volver a Santo Domingo, nos dimos cuenta de que había empezado a echar raíces. No nos atrevimos a abandonar. La envolvimos en plástico y la echamos en una de las maletas.
Ya se comenzado a escalar por uno de los encaches de la Loma de Thoreau. Todas esas piedras serán suyas en un futuro y, parafraseando la canción, sus raíces de nuestros sueños no podrán separarse jamás.