Apenas conozco la noche
de esta montaña.
Cuando las sombras
de la tarde apagan
el largo día
que hemos tenido,
bajamos a la cama
donde nos esperan
alguna vieja película
y el sueño
en el que envejecemos.
A veces los perros
me despiertan.
Entonces doy
la media vuelta
y me abrazo a ti.
Confío tanto en ellos
que ni siquiera
abro los ojos.
Todavía está oscuro
cuando me levanto,
pero todo eso
que hay
entre nosotros
y las luces del pueblo
es ya el amanecer.
Apenas conozco la noche
de esta montaña.
Pero siempre
que duermo a tu lado,
me la imagino.
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