Para un reportaje del periódico El Mundo, de España, el periodista Daniel Lozano me preguntó qué opinión me merecía la Plaza de la Revolución del 1 de mayo de 2020. Esta fue mi respuesta:
Sus constructores le llamaron Plaza Cívica. Pero en 1959, antes de ser inaugurada, se convirtió en una tribuna totalitaria. Hace 61 años que es una plaza sitiada. No por el enemigo que señalaban los discursos, sino por el empecinamiento, el absolutismo y la egolatría de un solo hombre.
Sus constructores le llamaron Plaza Cívica. Pero en 1959, antes de ser inaugurada, se convirtió en una tribuna totalitaria. Hace 61 años que es una plaza sitiada. No por el enemigo que señalaban los discursos, sino por el empecinamiento, el absolutismo y la egolatría de un solo hombre.
Hoy, 1 de mayo, no hubo banderas rojas ni obreros descoloridos en la Plaza de la Revolución de La Habana. Lástima que sea por una pandemia y no por el fin de una dictadura que también se ha quedado vacía, sin relato ni sentido.
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