Theodor Kallifatides nació en Laconia, Grecia, en 1938. Emigró a Suecia cuando tenía 26 años. Sus hijos son suecos y su obra está escrita en sueco. Desde que encontré un libro suyo (Otra vida por vivir, publicado en 2019 por Galaxia Gutenberg) no hago otra cosa que leerlo.
Andando por las primeras páginas, tropecé con una pregunta que también me animé a responder. “¿Qué vida habría vivido si no me hubiese ido de Grecia?”, su cuestiona Kallifatides. Solo tuve que cambiar el nombre de su país por el del mío para quedarme paralizado: ¿Quién sería Camilo Venegas?
Me miré en el espejo y traté de ver al que sería ahora de no haberme subido, el 30 de noviembre de 2000, a un avión con destino a Santo Domingo. Para tranquilizarme, Diana me aseguró que de cualquier modo nos hubiéramos encontrado. Pero ella no toma en cuenta que, en ese caso, el Camilo que hubiera conocido no sería ni remotamente el que encontró en Casa de Teatro.
Ella misma pone un ejemplo de relatividad que esta vez me sirvió para ilustrar lo que quería decirle. El día de 1970 en que su familia se marchó de Cuba, pasaron por El Cristo en un tren que no paraba allí. Mientras las primas con las que Diana se había criado dormían porque al otro día tenían que ir a la escuela, ella se alejaba a toda velocidad hacia una realidad muy diferente.
Cuando se reencontraron, solo tenían en común los cinco años que compartieron. Lo mismo me habría pasado a mí. Si ahora regresara a Cuba y me pusieran delante del Camilo que se quedó, ni siquiera lo reconocería. ¡Hasta ese punto me llevó Theodor Kallifatides!
Agobiado por mis vidas (la que viví y la que no viví), me fui a la ferretería a comprar unos implementos que necesito en la Loma. El olor de Santo Domingo me empezó a tranquilizar. Las caobas de la Churchill, el vendedor de frutas de la esquina, mi vivero preferido… El paisaje fue corroborándome que estaba en casa.Al regreso me sentí mucho mejor preparado para la próxima pregunta de Theodor Kallifatides.
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