21 septiembre 2020

Nuestra Siberia

Ruinas del IPUEC (Instituto Preuniversitario en el Campo) 
Eusebio Sánchez, en El Guanal, Yaguaramas. 
El suroeste de mi provincia era una especie de purgatorio, nuestra Siberia. Empezaba en Yaguaramas y se extendía hasta la Ciénega de Zapata, el más grande pantano de Cuba. Los peores estudiantes o los que habían cometido alguna falta grave, tenían que expiar sus culpas en las escuelas de aquel campo.
Antes de decir que estudiabas en Yaguaramas, tenías que orientarte para señalar correctamente el suroeste. Entonces te respondían con una cara de rechazo o de compasión. Mi último año de preuniversitario lo hice en El Guanal, una escuela a la que se llegaba a través de una interminable polvareda.
Hace poco, en Miami, le conté a mi tío Aramís de aquel lugar y de una línea muerta de ferrocarril que pasaba justo por el frente del solitario edificio. Entonces supe que muy cerca de allí estaban los barracones donde él fue condenado, cuando decidió irse de Cuba, a tres años de trabajos forzados. 
Sus compañeros en aquel Gulag le llamaban El Cirujano, porque hacía por encargo profundas heridas que imitaban machetazos. Eran el salvoconducto para salir de aquel infierno por unos días. Aramís alcanzó a ver funcionando el ferrocarril y viajó por él a través de una interminable polvareda.
El día que él sé fue a despedir de mi abuelo, yo tenía tres años. Según él, corría corría desnudo por el andén. Estuvimos más de 30 años sin vernos. Por eso, cada vez que estamos juntos, tratamos de recuperar tanto tiempo perdido. Así fue que nos enteramos de que compartíamos, además de la sangre Yero, nuestra Siberia.

2 comentarios:

Unknown dijo...

¡Que triste!

Julián de Bruselas dijo...

Hola Camilo, saludo desde Bruselas. Podría yo por favor usar tu foto de la ESBEC en ruinas para una página web? Indicaría que tú eres el autor. Gracias. Julian