30 septiembre 2020
La ceiba inclinada
28 septiembre 2020
Patio interior
“Yo creo en lo que está vivo y cambia”,
ABELARDO ESTORINO
Cuando Diana y yo compramos El Bohío, teníamos una vista panorámica de la ciudad. Pero, en apenas cuatro años, nuestro edificio ha pasado a formar parte de un apretado conjunto. A diferencia de La Habana, donde todo se derrumba, Santo Domingo es una capital en construcción.
Le llamamos El Bohío porque, en el momento en que la constructora nos mostró los planos de lo que sería el edificio, ni nos imaginábamos que podríamos tener también una cabaña en una loma. Ese apartamento, según nuestro cálculos, sería todo el campo que tendríamos. Un cartel de Eduardo Muñoz Bachs nos inspiró.
Hace unos meses nos enteramos de que perderíamos la vista al sur, sobre todo desde la terraza de la cocina y el comedor. Poco a poco, fuimos metabolizando la mala noticia. Nos deshicimos de los cristales y levantamos una barrera de aluminio que dialoga con otro extremo del edificio.
Hoy, después de transformar el espacio en un patio interior, por fin pudimos inaugurarlo. Diana se sirvió un vino y yo un ron on the rocks. Con la ayuda de algunas de las canciones que más nos gustan, fuimos descubriendo que nos encanta cómo quedó todo.
En alguna parte leí que para ser realmente feliz hay que tener una gran capacidad de adaptación... Al menos en los lugares que están vivos y cambian.
27 septiembre 2020
Hice bien
26 septiembre 2020
La pedrada
¿Vieron a Marte?
25 septiembre 2020
Marejadas peligrosas
24 septiembre 2020
Sitges, el pueblo catalán que definió la alegría de los cubanos y los dominicanos
![]() |
Facundo Bacardí. |
22 septiembre 2020
Lantanas
21 septiembre 2020
El cebo
que quemaba toda la hierba
a nuestro alrededor.
Durante esa jornada no solo ardía
la paja en el ojo del pueblo,
también se inflamaban
nuestros desperdicios,
eso hedor que provocábamos
al deshacernos,
en la línea del tren,
de lo peor de nosotros.
Como un dragón exhausto,
la máquina se marchaba
al final de la tarde.
Todo quedaba arrasado.
Las cenizas flotaban
sobre nuestras cabezas
durante semanas,
hasta que por fin
caía un aguacero y lavaba
cada una de nuestras culpas.
Entonces la línea del tren
empezaba a llenarse
otra vez
de nuestros desperdicios.
Y allí,
sobre lo peor de nosotros,
renacía la hierba como un cebo
para que la máquina
volviera a caer en la trampa
de librarnos de todo mal
y de tanta mierda.
Nuestra Siberia
![]() |
Ruinas del IPUEC (Instituto Preuniversitario en el Campo) Eusebio Sánchez, en El Guanal, Yaguaramas. |
18 septiembre 2020
El ejemplo
Hace extrañas formas con sus manos
cuando los pone de ejemplo.
Rápidas y livianas,
imitan la sincronizada coreografía
de las pequeñas aves.
He descubierto a mi cabeza
siguiendo el ritmo de la bandada
que componen los brazos de Diana.
Rápida y liviana, trata
de ser parte de las extrañas formas.
Se cree que los estorninos
vuelan de esa manera
para ahuyentar
a los grandes depredadores.
Puedo decir lo mismo de mi cabeza
y de su peculiar comportamiento
17 septiembre 2020
El hombre que velaba por la pulcritud de Martí
![]() |
En septiembre de 2011, junto a Machín y Yayo Pis, un amigo de la infancia. |
Machín era un hombre de estatura mediana y de una complexión más bien frágil. Pero su resistencia al tiempo, a la cal viva y al alcohol lo convirtieron en una figura épica. Era el pintor del Paradero de Camarones, el hombre que velaba por la pulcritud de Martí.
16 septiembre 2020
El Budd de La Habana
15 septiembre 2020
Un golpe seco contra el fondo de vidrio
Cada lugar que traicioné
Cuando tenía 20 años
estaba seguro de que haría
muchas más cosas.
La mayoría de los libros
que planeaba escribir
aún están en mi cabeza.
Cada vez es más probable
que nunca salgan de ahí.
He dejado ir
muchos sueños.
Algunos se marcharon
en aquellos viejos trenes
que se internaban
por cada desilusión
de mi provincia.
Otros fueron
abandonados
en la sal
de La Habana,
esa ciudad
ahora ajena
a la que no hallo
cómo renunciar.
También me deshice
de fantasías
en Malasaña,
Mixcoac,
la Candelaria,
los Cerros de Gurabo
y en un autobús
que acabó
perdiéndose
en una novela
de John Steinbeck.
Sí, es cierto, he perdido
muchísimo tiempo,
pero cada día
que comparto contigo
en esta montaña,
aunque no haga nada,
vale más que todo
lo que hice
o dejé de hacer
hasta la tarde
de lluvia
en que por fin
nos encontramos.
No cambio nada
pendiente
por la felicidad
vista a través de tus ojos.
Dejaría ir otra vez
lo que sea
en un viejo tren
o en cada lugar
que traicioné
por tal de encontrarme.
Si estás conmigo
no hay fracaso
que me haga perder el sueño.
14 septiembre 2020
De regreso
prefiero esos
que no necesitan
llegar a ninguna parte.
El olor de la hierba
es el único rastro
que suelo seguir.
Me pasaría
el resto de mi vida
dando vueltas
en círculos
alrededor
de esos
aromas salvajes
que se abren
tras las pisadas.
Aquí nunca
se ha escuchado
un violín
y una flauta sonaría
como un animal
extinto.
Toda música
es obra
de las aves y el viento.
Nadie dice nada
cuando anda
por estos parajes.
Si dos personas
se cruzan
(algo que ocurre
rara vez
y con escasas
probabilidades
de repetirse),
apenas se miran
o levantan
los brazos
para señalar
un gavilán
o una tormenta.
De todos los caminos
prefiero esos
que me llevan
de regreso
a mí mismo,
sobre todo
si tú vas a mi lado.
13 septiembre 2020
Como una moneda
como una moneda.
Rueda por las montañas,
sortea desfiladeros,
salva ríos crecidos
y pasa sigilosa
por los pueblos
que aún duermen.
La mañana
se toma su tiempo
para atravesar el valle
y aprenderse
los caminos
que la llevan
a dar con nosotros.
Con una indecisión
desconcertante
se detiene
justo ahí,
detrás
de esos árboles.
Duda,
oscila,
enseña
una cara
y después
la otra.
Tarda
mucho más
de lo esperado
en decidir
de qué lado
por fin
acabará de caer.
La mañana,
como una moneda,
decide el día que tendremos.
12 septiembre 2020
Mi vida con ellas
![]() |
Maco Pempén (Rhinella marina). |
![]() |
Rana Arborícola Gigante (Osteopilus vastus). |
![]() |
Rana Gigante de la Hispaniola (Eleutherodactylus inoptatus). |
08 septiembre 2020
Un viejo pico
La primera vez que vine a Quintas del Bosque, donde está la Loma de Thoreau, fue con Mario Dávalos. Año 2007. Él acababa de comprarse un terreno y soñaba con construirse una cabaña. Traíamos una botella de ron. Aprovechamos el trayecto de Santo Domingo a la Cordillera para compartir canciones.
Calamaro, Sinatra y Cerati, entre muchos otros, sonaron aquel día. Andando por el monte que luego sería su propiedad, encontramos un viejo pico. Lo subimos a un árbol y lo colgamos de una rama que, en aquel momento, parecía inalcanzable. Meses después, quedó al alcance de la mano desde su terraza.
Si tuviera que presentarles a Mario, además de decirles que es mi hermano menor, debo advertir que es biznieto de Mario García Menocal y la mayor prueba de que la mezcla de cubano con dominicano da insurrecto por todos lados. Hoy, después de caminar más de seis kilómetros por un sendero en el monte, nos bebimos una botella de whisky.
Thoreau dijo una vez que "el lenguaje de la amistad no está hecho con palabras sino con significados". Eso solemos hacer cuando nos encontramos. También compartimos posturas de árboles (como él es 11 años menor que yo, podrá apreciar mucho mejor ese intercambio).
Pero, mientras crecen los robles, eucaliptos, aguacates, naranjos y pinos, nosotros cultivamos una hermandad a prueba de fuego. Hoy acordamos reunirnos con su padre, Mario Daválos, y con su padrino, Fernando Ferrán, dentro de dos semanas.
Me ilusiona mucho la idea de juntar a esos admirables cubanos que tanto han hecho por el país que me dio cobijo. Hace unas semanas, Mario Dávalos (padre) me dejó unos tamales cubanos en mi puerta. Debo reciprocar esa acción llena de sabor patrio.
Todo lo que cuento, puede resumirse con un viejo pico, colgando de una rama dizque inalcanzable.
06 septiembre 2020
Camilo Egaña y el complejo de superioridad de los cubanos
05 septiembre 2020
Las noches
03 septiembre 2020
Amanezco en un lugar del que nunca quisiera irme
Vianco cuenta el día que Martí sacó a bailar a una cibaeña
![]() |
Con Fausto Rosario y Vianco Martínez en 2001, pocos meses después de mi llegada a República Dominicana. |
Vianco Martínez es uno de los dominicanos que más admiro. Lo conocí en mi primer día de trabajo en República Dominicana. Él era uno de los periodistas estrella de El Caribe y me dio un abrazo cuando nos presentaron. Nunca olvidaré ese gesto suyo. Pocas horas después, nos fuimos a beber a un colmado.