30 junio 2020

No caeré en la red de las avispas

No tendré una opinión sobre la película de los espías cubanos. No podré escribir ni siquiera un párrafo sobre ese anuncio pagado. Diana y yo nos negamos a verla. Al dar con ella en Netflix, pulsamos el dedo que apunta hacia abajo. Desde entonces, la aplicación no nos la ha vuelto a mostrar en su pantalla de inicio.
Escribí varias veces sobre los personajes reales, esa red de miserables que se infiltraron entre hombres libres para servir a una dictadura. También manifesté mi rechazo al ingenuo acercamiento que Barack Obama tuvo con Raúl Castro, gracias al cual los espías aún presos se libraron de cumplir sus condenas.

Admito que me desconcertaron algunos de los artistas que se prestaron para un anuncio publicitario de un régimen criminal. O son muy infantiles o no tienen escrúpulos. Cualquiera de las dos posibilidades los deja muy mal parados frente a los que aún padecen el oprobio que ellos ensalzan.

No caeré en la red de las avispas. Tengo una enorme lista de películas y documentales que no me quiero perder. Desde que me suscribí al Smitsonian Channel, me abruma la cantidad de contenidos pendientes. Todo lo que necesitaba saber sobre esos abyectos personajes, ya lo sé.

Nunca estaré de acuerdo en que se prohíba una película, ni Lo que el viento se llevó (que me fascina) ni La red avispa (aunque me parezca deleznable). Ya tuve suficiente con todo lo que nos prohibió y todo de lo que nos privó la dictadura. 

Solo estoy defendiendo mi derecho a mirar para otra parte, a cuidar mi estómago.

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