23 junio 2020

Ristretto

Este rincón de la kitchenette de la sala es uno de mis preferidos en El Bohío. Me he dado cuenta de que me paso largos ratos aquí, de pie, mientras disfruto de un ristretto sorbo a sorbo. Aunque desde ahí se ve gran parte de Santo Domingo, casi siempre mantenemos todo cerrado. Los buenos rincones necesitan de cierta oscuridad.
Arriba, una foto de Marío Gacía Joya (Mayito) me recuerda el mundo totalitario y sin futuro del que logré escapar. Fue tomada en Santa María del Rosario en mayo de 1962 e impresa once años más tarde. Lo sé porque el autor anotó todos esos detalles a lápiz en el borde de la imagen. 
Justo abajo, una guataca de la finca El Abra de Isla de Pinos (con la que probablemente Martí desbrozó alguna mala hierba). Siempre que fui a Nueva Gerona fui hasta ese lugar. Más abajo, el candado de la estación de Ferrocarril del Paradero de Camarones. Un estricto resumen de la Cuba que me define.
A la izquierda, nuestra máquina de Nespresso. Ese regalo de Mayitín García Haya (hijo de Mayito, para colmo de casualidades) y Soraya Thomas, me recuerda en qué mundo vivo ahora y me da muchísimo ánimo. Son increíbles las maravillas que salen de la pequeña máquina de vapor que esconde su hermosa figura.

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