Gracias al apoyo de muchos ferroviarios, activos y jubilados, mantengo al día el inventario de locomotoras de la isla, además de historias y datos sobre la cultura ferroviaria cubana. Escritores y artistas con los que contraje deudas en algún momento han sido entrevistados o me han regalado hermosas colaboraciones.
Hace mucho que los blogs pasaron de moda, pero he fracasado en todos los intentos de abandonar El Fogonero. Siempre encuentro una excusa para actualizarlo y seguir subiendo información, la más poderosa de todas son los cientos de navegantes que recalan en él a diario.
A menudo cambio el cabezal, para no perder la ilusión renovadora (algo que mi país perdió hace tanto). El actual cabezal es obra de Leonardo Orozco, quien diseñó también la colección Libros del Fogonero y Atlántida, su primer volumen. Recientemente, también, creé la página de Mapas, donde me propongo compartir todos los planos que encuentre de nuestras líneas y ramales.
Mi abuelo Aurelio solía decir que yo había nacido entre rieles. Aunque él lo decía a modo de metáfora, su frase era literal. Mi casa estaba rodeada de líneas. Soy nieto, hijo, sobrino y primo de ferroviarios, nada me hace sentir más orgullo que esa casta.
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