11 mayo 2022

Ya estoy demasiado viejo para tanta bobería


Ayer, una persona de cuyo nombre no vale la pena acordarse y con quien mantenía amistad en Facebook a solicitud suya, vino a mi muro a insultarme. A propósito de un post mío, donde reconozco la deuda que el Camilo de los 90 tenía con NG la Banda y José Luis Cortés, colgó una sarta de improperios.
Utilizo las redes sociales para decir lo que pienso y compartir las cosas que nos hacen felices a mi mujer y a mí. Jamás visito el muro de nadie para echarle nada en cara y mucho menos para insultarlo. Reconozco el derecho de cada quien sobre su espacio virtual y solo espero que hagan lo mismo con el mío.
El personaje en cuestión reaccionaba de esa manera ante mis elogios al Tosco, uno de los músicos más importantes que ha tenido Cuba en los últimos 60 años. Lo primero que saltó a mi vista, además de los insultos, es que escribió tres veces nosotros con una x en el lugar de la última o.
En mi muro, no en el de nadie, repito, en el mío, siempre he dicho que eso de la x y del elle me parece una reverenda estupidez. Pero decidido a cortar camino y a no perder tiempo con alguien con quien no tenía el más mínimo interés de interactuar, me limité a dejar de ser su amigo virtual.
La izquierda, en su reinvención tras la caída del Muro de Berlín, se ha dedicado a subdividirnos en pequeñas tribus identitarias y a condenarnos ante cualquier desacuerdo. La turba de la cancelación aprovecha la más mínima “incorrección” para etiquetarte de fascista, racista, machista, homofóbico, indeseable…
Lo único que le dije al efímero y siempre virtual amigo es que no caería en la trampa de sus sumisiones. Ya estoy demasiado viejo para tanta bobería. Al que no le guste mi manera de pensar y expresarme, lo más que puede hacer es ignorarme o bloquearme, porque nunca van a conseguir que me calle.
"¡Échale limón!", solté al despedirme.

1 comentario:

Anónimo dijo...

BRAVO