06 mayo 2022

Quien una vez sembró un ocuje


A mi Alter Ego, Camilo Venegas

 

… y quien te quitará los sobresaltos/

bajo el Ocuje feliz, que crece intempestivo/

la larga sombra de su copa en la memoria/

con gorriones cantores y rojos tejadillos/

los nefastos días que fueron y serán/

Tu mano dijo adiós —es tu leyenda—/

y un tren la abruma/

con su cornucopia interminable de vagones  y ruidos/

repletos de  néctares y azúcar/

que tampoco endulzaran defalco alguno/

Su caravana 

que no acaba nunca/

cruza sin cesar por la

memoria/

y hace enardecer los días que atesoras/

y cuentas a escondidas como quien trafica monedas incunables/

juguetes rotos/

recuerdos malheridos/

Aún te refugias en los rostros que allí estaban/

y revives a tu antojo/

dando cuerda a los recuerdos/

con la parsimonia del saber perder/

con la esperanza/

de que un día/

los  robustos brazos del Ocuje/

ofrezcan al viajero/

un manto de sombra apagadora/

para calmar las sedes insumisas/

o una desdicha menor/

un sentido menos rombo/

Algo/

Miro la foto/

y yo he estado allí/

En el Paradero de Camarones vi crecer un árbol libre/

clavado en los zapatos de un aprendiz del mundo/

observando los billetes a ninguna parte/

los horarios de nones imprevistos/

el paisaje lunar de la derrota/

las hojas muertas por  los andenes de viajeros  tristes/

Solo el Tiber quedó/

puedo asegurarte/

y unos Ocujes amarillos/

que sembraron la paz de tus infancias/

tres sueños, por decir un número impreciso/

y tus manos de niño antes de ser encallecidas/

por tanta soledad/

y tan atroz/

por tanto desamor que nunca habías nombrado ni medido/

que es el nombre del amor antes de llamarse catacumba/

olvido  bajo la sombras de un suspiro/

de un árbol vergonzosamente ajeno a toda circunstancia/

del gran Ocuje de tus manos infantes/

que ahora es enorme/

faro de todas las tinieblas /

y todo lo perdido/

de un sol abrasador/

que ya está muerto/

 

Renay Chinea (Mal Tiempo, Cruces, 1967)

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