01 diciembre 2020

Las canciones que me salvaron

En el año 2000, cuando me quedé sin patria pero sin amo (para decirlo de la manera más simple posible), Andrés Calamaro me salvó incontables veces. Sus discos Honestidad brutal y El salmón no se bajaron nunca de mi carro.
Desde entonces no doy un paso sin tener una canción suya a mano. No existe otro músico (al menos en mi idioma) que me haya inspirado más en estos 20 años. Y no hablo de inspiración para escribir sino para vivir. 
Cuando era adolescente, Silvio Rodríguez fue eso mismo para mí. Pero de la manera más necia, él se encargó de traicionar cada cosa que inspiró (en mí y en muchos otros). No conozco un caso que me dé más pena. 
Calamaro, sin embargo, nunca se queda atrás, siempre se anticipa y, con una sagacidad desconcertante hasta para alguien que hace rock, se saca la respuesta correcta de la manga. Esta pequeña entrevista demuestra lo que digo.

3 comentarios:

Marco Martínez dijo...

Calamaro, al lado de Silvio, es como construir un edificio de dos plantas junto a un rascacielo de NY.

Camilo Venegas dijo...

Como detesto las rascacielos, siempre me quedaré con la casa. Si es en la punta de una Loma, mejor. Hay grandes poetas que ya no me sirven de nada y poetas casi desconocidos con los que convivo a diario, como es el caso de Donald Hall. Quédate con el Necio, te lo regalo envuelto en papel de celofán. Yo seguiré la misma dirección, la difícil, la que hace el salmón.

MoroSys dijo...

Camilo, creo que al evaluar la importancia de la obra de un artista siempre hay que desvincularla de las preferencias políticas, sexuales, culturales, etc. de dicho artista por la simple razón de que la obra y las preferencias del artista son dos entidades que generalmente no tienen que subordinarse.

Sobre "el necio" y sus preferencias políticas y halagos a una dictadura "historica" tengo el mismo rechazo, pero por ello no dejo de reconocer lo que en lo musical y literario representa la obra de SR en la formación emocional y cultural de varias generaciones de cubanos e hispanoamericanos.

Lo del gusto personal que tengamos por uno u otro creador, ya es una decisión muy individual, donde si pueden intervenir la forma de ser y actuar del artista, pero si así lo hacemos, nos estaremos privando de muy importantes obras.