Hace más de 24 horas que llueve sin parar en el Cibao. Hoy no le vimos la cara al sol. La neblina medió entre nosotros en todo momento. Aunque adelantamos algunos trabajos bajo techo, no fue mucho lo que avanzamos. Ahora solo nos quedan cinco días laborables.
Esta jornada era clave, pero no nos damos por vencidos. Todavía creemos que podemos acabar antes de que Quintas del Bosque, el desarrollo inmobiliario donde está la Loma de Thoreau, ordene paralizar las obras de construcción hasta el 5 de enero.
Para colmo de complicaciones, mi Cucha me ha pedido que mueva tres lámparas en el comedor. Lo cual implica abrir hoyos en las vigas de madera, masillar, lijar y pintar de nuevo. Le propuse aplazar eso para enero, pero dijo que no con la cabeza y cambió de conversación. Eso quiere decir que no insista.
Ella tiene más confianza que yo en los guajiros del Paradero de Camarones. “Hagamos eso a primera hora de la mañana”, me dijo y se fue a disfrutar de sus azaleas, que con estas lluvias se han llenado de flores de un día para otro. “Estoy segura de que el viernes que viene todo estará listo”, recalcó.
Eso, traducido del idioma de Diana Sarlabous, quiere decir que no tengo alternativas. Continuaremos informando.
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