Luis Posada Carriles fue uno de los más tenaces y temerarios luchadores contra la dictadura de Fidel Castro. Para muchos no era más que una bestia. Esa mala reputación se la ganó por estar acusado de atentados terroristas y por la incansable gestión de la maquinaria de propaganda del régimen.
Nada de eso logró que se diera por vencido. Ni siquiera lo hizo en septiembre de 1989, cuando sobrevivió a un atentado en Guatemala. El plan consistía en secuestrarlo y, una vez que llegaran con él a la frontera de México, conducirlo en un avión desde Tapachula hasta La Habana.
Un agente cubano le pagó 40 mil dólares a un grupo de militares guatemaltecos para que llevaran a cabo la misión. Tres meses después, Fidel Castro se desesperó y desistió de la complicada idea del secuestro. Dijo que se conformaba con su eliminación física.
Tampoco lo lograron. Posada Carriles se batió a tiros con sus atacantes y, ya gravemente herido, logró vencerlos. Las cicatrices que dejaron los disparos en su rostro (una bala atravesó su mandíbula), contribuyeron a subrayar la caricatura que la dictadura promovía.
Ninguna causa justifica ataques a civiles ni la muerte de inocentes. Eso es aborrecible. Como también lo es ignorar que hoy ha muerto un hombre que, en su lucha por la libertad de Cuba, nunca le quitó el pecho a las balas. Toca ahora a los cubanos poner su nombre en su justo lugar.
1 comentario:
Estoy totalmente en contra de la dictadura cubana y de cualquier persona/grupo que haga del terrorismo una forma lograr sus objetivos, por más loables que estos sean. Como tu dijiste: "Ninguna causa justifica ataques a civiles ni la muerte de inocentes. Eso es aborrecible."
Aunque nunca pudo ser juzgado en una corte por su presunta implicación en el atentado terrorrista de Barbados (se escapó de Venezuela antes que concluyera el juicio civil) si hay muchas evidencias que situan a Posada Carriles como su "autor más probable", según la CIA y el FBI.
¿Qué lugar de la historia merece?...pienso que pertenece a aquellos que muy lamentablemente perdieron el rumbo y terminaron causando tanto o más dolor que aquellos a quienes pretendía combatir.
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