Un caboose como el de Perfumito pasando por el Paradero de Camarones. |
Para
darle la vía a los trenes de carga, mi abuelo preparaba tres arcos: uno para el
maquinista, uno para el conductor y uno para el colero. Como Perfumito tenía
los brazos muy cortos, tenía que sacar todo el cuerpo del caboose. Solo así
lograba pasar su mano entre el cordel donde estaban sujetadas las órdenes para
su tren.
Cuando
mi abuelo se jubiló y se sentaba en el andén a ver pasar los trenes, Perfumito
no dejó de sacar todo el cuerpo del caboose. “¡Yerooooo!”, gritaba mientras se
alejaba, batiéndose como una banderola al final del tren. Una vez, en
Hormiguero, su tolvero se descarriló. Ya lo daban por desaparecido cuando
emergió de una montaña de azúcar a granel.
En
otra ocasión, mientras pasaba por Palmira, su caboose se desenganchó y, cuando
por fin se detuvo, no le dio tiempo a reaccionar. La pendiente hacia Cienfuegos
es muy pronunciada. Según los testimonios que oí entonces, la velocidad de
aquel viejo vagón debió superar los 100 kilómetros por hora.
Pero
Perfumito nunca dejó de mover su farol en señal de alarma. Justo después de
pasar por el crucero de Manacas, las ruedas tomaron una dirección y el caboose
otra. Salió ileso, pero esta vez lo obligaron a retirarse. La última vez que lo
vi estaba sentado en el banco más solitario del Parque Martí.
Cuando
lo saludé, me respondió como si se estuviera alejando en su caboose: “¡Camilitooooo!”.
Siempre fue colero, toda su vida vio al mundo de pasada y no parecía estar
acostumbrado a la inmovilidad de las cosas. Lo único que pudo conservar hasta
el final fue su porfiado aliento a Coronilla.
*Cuando Esteban Darias Domínguez (uno de los ferroviarios que más admiro y quiero) leyó este post, me hizo llegar el verdadero nombre de Perfumito: José Luis González. Según Esteban, en estos momento tiene más de 90 años y goza de perfecta salud.
*Cuando Esteban Darias Domínguez (uno de los ferroviarios que más admiro y quiero) leyó este post, me hizo llegar el verdadero nombre de Perfumito: José Luis González. Según Esteban, en estos momento tiene más de 90 años y goza de perfecta salud.
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