La noche fue un largo camino
de luces a toda velocidad.
Por la ventana,
como en los antiguos trenes
de aquella película,
pasaban los postes del telégrafo.
Puede que ese sueño
no sea más que una vieja canción,
la resonancia oscura
de una afiladísima national guitar.
La noche fue un largo camino
de luces a toda velocidad.
Por la ventana,
como en el viejo autobús
de aquella canción, la línea del
telégrafo
atraviesa a Michigan de norte a sur.
Puede que ese sueño
no sea más que una vieja melodía,
esa que siempre sale
de la mano abierta de Mark Konpfler.
La noche fue un largo camino
de luces a toda velocidad…
Hasta que tú te diste la vuelta
y recostaste la cabeza en mi hombro.
Entonces apagué el aire y abrí las
cortinas.
Tras el cristal, Santo Domingo
salía al encuentro de todos los ruidos.
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