En La Habana, un connotado general de las Fuerzas Armadas Revolucionarias acaba de permutar su mansión. A cambio recibió un pequeño apartamento y más de cien mil dólares. Él no es el único. Se trata del “síndrome del desalojo”, un temor que gana cada vez más fuerza entre los altos dirigentes del gobierno cubano que viven en residencias que pueden ser reclamadas por sus dueños originales.
Al parecer hasta los altos mandos castrenses intuyen que el fin de la revolución es ya inevitable y han empezado a tomar las medidas de rigor. Por un lado, se apresuran a reunir el capital suficiente y, por el otro, envían a sus hijos al extranjero. La misión de esa especie de avanzada es establecerse y garantizar una segura vía de escape.
La inmensa mayoría de los cubanos se ven obligados a robar y a malversar para poder sobrevivir. Pero eso apenas les permite tener lo indispensable, lo mínimo. Nunca les alcanza para hacer ningún proyecto a largo plazo. Los altos funcionarios del gobierno, en cambio, tienen ya la vista fija en lo por venir.
A los generales que una vez pelearon por el futuro de la patria, ahora sólo les queda tiempo para luchar por el suyo propio.
Al parecer hasta los altos mandos castrenses intuyen que el fin de la revolución es ya inevitable y han empezado a tomar las medidas de rigor. Por un lado, se apresuran a reunir el capital suficiente y, por el otro, envían a sus hijos al extranjero. La misión de esa especie de avanzada es establecerse y garantizar una segura vía de escape.
La inmensa mayoría de los cubanos se ven obligados a robar y a malversar para poder sobrevivir. Pero eso apenas les permite tener lo indispensable, lo mínimo. Nunca les alcanza para hacer ningún proyecto a largo plazo. Los altos funcionarios del gobierno, en cambio, tienen ya la vista fija en lo por venir.
A los generales que una vez pelearon por el futuro de la patria, ahora sólo les queda tiempo para luchar por el suyo propio.
3 comentarios:
No me extra~~na, se ve venir ya.
Excelente trabajo. Los esbirros de Castro son una crápula tan detestable como los esbirros de Batista. Llegará el momento en que tengan que pagar por sus crímenes, pero como bien dices, ya se están preparando la vía de escape, igual que hicieron los asesinos de Batista, los asesinos de Castro saldrán huyendo.
Bravo, Camilo. me has convertido en adicta a tus post.
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