Cada vez son más los cubanos que, desde los puntos más distantes del planeta, se suman a los debates que surgen de manera espontánea en la red. Debido a las prohibiciones que el régimen mantiene sobre el acceso libre a Internet, por lo regular los únicos ausentes en esos foros son los cubanos que viven dentro de Cuba.
A principios de esta semana envié a toda mi lista de direcciones el artículo “La cuenta de los muertos”, de Rafael Rojas. Ese texto, que desmiente la cifra que Fidel Castro ha ofrecido siempre sobre los caídos durante la revolución, provocó una acalorada discusión cibernética sobre si en la Cuba del futuro debe promoverse o no un borrón y cuenta nueva.
Después de recibir decenas de opiniones y hasta acaloradas posturas al respecto, no resistí la tentación de inmiscuirme y decir lo que pienso al respecto. Creo que con todos los horrores que se han cometido de un bando y del otro, es inútil pretender que haya un borrón y cuenta nueva.
En una Cuba verdaderamente democrática y libre, deberían ser juzgados, por tribunales verdaderamente independientes, los asesinos de un bando y del otro. Luis Posada Carriles merece estar en una celda contigua a la de Ramiro Valdés. Ambos han matado. Los que organizaron y ejecutaron el atentado de Barbados merecen la misma pena que los que organizaron y ejecutaron el hundimiento del remolcador 13 de Marzo.
No se trata de orquestar otro festival de fusilamientos como en los primeros meses de 1959, se trata de resarcir en algo la dignidad de tantas y tantas víctimas.
A principios de esta semana envié a toda mi lista de direcciones el artículo “La cuenta de los muertos”, de Rafael Rojas. Ese texto, que desmiente la cifra que Fidel Castro ha ofrecido siempre sobre los caídos durante la revolución, provocó una acalorada discusión cibernética sobre si en la Cuba del futuro debe promoverse o no un borrón y cuenta nueva.
Después de recibir decenas de opiniones y hasta acaloradas posturas al respecto, no resistí la tentación de inmiscuirme y decir lo que pienso al respecto. Creo que con todos los horrores que se han cometido de un bando y del otro, es inútil pretender que haya un borrón y cuenta nueva.
En una Cuba verdaderamente democrática y libre, deberían ser juzgados, por tribunales verdaderamente independientes, los asesinos de un bando y del otro. Luis Posada Carriles merece estar en una celda contigua a la de Ramiro Valdés. Ambos han matado. Los que organizaron y ejecutaron el atentado de Barbados merecen la misma pena que los que organizaron y ejecutaron el hundimiento del remolcador 13 de Marzo.
No se trata de orquestar otro festival de fusilamientos como en los primeros meses de 1959, se trata de resarcir en algo la dignidad de tantas y tantas víctimas.
2 comentarios:
i agree that posada carilles and ramiro valdez, and others, should be in the judged for similar crimes.
i remember those dark days. my parents forbade us to read the magazine bohemia. but who forbids something to a child?
those terrible images marked my childhood, and made me abhor that regime.i was a thinking person, but not a free person.
afterwards, it seems, since my life was doomed, and i had to stay in that inferno, the stockholm syndrome made me think that THAT abomination was social justice.
late, much too late in life, when i was free to decide my own road, i left that behind...my brother was not that lucky.
Estimado Camilo: Me parece extraordinario este breve comentario: “¿Borrón y Cuenta Nueva?”. Lo grave es que la justica sea ciega, como realmente lo es, de nacimiento. En el caso de Cuba, el sistema o régimen se las ha arreglado para hacerse de unos cuantos millones de cómplices, incluidos aquellos que huimos pensando que los vecinos del norte nos sacarían las castañas del fugo “la semana que viene” y tras achicharrar las castañas aun estamos esperando por la solución.
La magia o el “bilongo” del totalitarismo es crear en cada uno un policía interior y el mimetismo completa el truco. En cuanto aparecen chivos expiatorios, la mayoría se tranquiliza y además olvida. En realidad no me gusta opinar o predecir, pero este comentario me ha puesto a pensar. Si mi generación acabase de morir de una vez, la generación de un pie en el muelle y el otro en el bote, la de la transición, los sentimientos pronto se reducirían a nada. La razón es que los más jóvenes son los que más vivieron en el totalitarismo cubano y por lo tanto son los que más se identifican con él. Para evitar el sentimiento de complicidad, no tendrían más remedio que castigar a unos pocos de los de dentro. Los de afuera nunca regresarían y como Posada Carriles encontrarían protectores porque desde el 59 son fugitivos de la justicia. Me refiero a los que mataron a nombre de los cubanos en el exilio.
Desafortunadamente la memoria histórica solamente emerge de su demencia después de más de una generación, cuando los testigos hayan quedado mudos. En ese punto, la historia se vuelve una sopa de letras y todo es materia discutible y asunto de interpretación. Después de todo las cosas y los hechos y las gentes solamente pueden ser conocidas o comprendidas por medio de las palabras con las que las describimos. Ya sabe, el lenguaje lo media todo y “las palabras, palabras son”, remedando a mi viejo amigo Calderón.
Le deseo mucho bien y éxito. Un abrazo
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