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La pizarra donde siempre empieza cada nuevo proyecto. |
21 abril 2025
Hago constar
15 abril 2025
Con el olor del incienso como intermediario
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Feligreses de Jarabacoa en el Monasterio Cisterciense. |
El Domingo de Ramos, Diana y yo fuimos a la misa de los monjes cistercienses, que son nuestros vecinos en la Loma. Soy un hombre de escasa fe, pero puesto a elegir, elijo la cristiandad a la barbarie y a la guanajería (que son las dos tendencias predominantes en el mundo actual).
26 marzo 2025
Menudo de El Viso del Alcor
A finales de los años 80, mientras cumplía mi servicio social (ese eufemismo que ideó el régimen de Cuba para cobrarnos los estudios), solía ir a almorzar con mi madre a los comedores de los ferroviarios en las estaciones de carga y de viajeros que tenía Cienfuegos en aquel entonces.
13 marzo 2025
Papel carbón, un libro para leerse a trasluz
Papel carbón ya está disponible en todas las tiendas de Amazon. Aunque es el volumen 5 de Libros del Fogonero, saldrá semanas antes que el 4. El trabajo de edición de La vuelta a Cuba se ha retrasado (al parecer el nombre de mi depauperado país en el título lo condicionó y se rezagó, viendo cómo otro se le adelantaba).
08 marzo 2025
Cruzar sobre un río crecido
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La represa #6 del Manzanares. |
En Madrid ha llovido sin parar una semana entera, como si a la ciudad se le hubiera olvidado que está en la seca Castilla y de pronto se creyera tropical. Estamos a punto de lograr dos sábados seguidos sin sol.
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Una Madrid poco común, el del Manzanares crecido. |
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El Manzanares a la altura del puente Oblicuo. |
03 marzo 2025
David también se llama Aurelio
Anoche, en el hospital, Ana Rosario y Tom me dieron una noticia que me hizo llorar (bueno, en realidad lloré muchísimo, antes y después): el nombre completo de mi nieto es David Aurelio Gault Venegas.
02 marzo 2025
Boletín # 2
David Gault Venegas, haciéndole honor a la flema inglesa que trae en su ADN, se ha tomado todo su tiempo. Parece que se siente demasiado a gusto en el vientre de su madre, que tiene fuertes contracciones desde anoche y ya está en el paritorio.
01 marzo 2025
Boletín #1
En la Estación del Norte estamos acuartelados. Mi hija Ana Rosario ya rompió aguas y está en el hospital, donde han comenzado a inducirle el parto. Mi nieto David Gault Venegas esperó el Día de San David para hacer su primer intento de asomarse al mundo. Les he enviado a la Virgen del Rosario para que los proteja.
28 febrero 2025
Los vagones abandonados del Gran Circo Santos y Artigas
Nunca más los volvieron a mover,
permanecieron apartados
hasta que la hierba y el salitre
los borraron del paisaje.
Después de llevar
asombro, sustos y alegría
por toda la isla,
aquel tren fosforescente
fue ocultado en una vía muerta
al final de la ensenada.
Con tantas metas que cumplir
como tenía el país,
no había lugar para la recreación.
Los pueblos aplaudían eufóricos
cuando lo veían pasar,
la locomotora pitaba sin cesar
mientras desfilaban jaulas
con fieras,
caballos,
focas
y elefantes.
Luego pasaban los coches
donde vivían
trapecistas,
domadores,
payasos,
magos,
tragafuegos,
enanos
y la solitaria mujer barbuda.
Todos iban diciendo adiós
con medio cuerpo
fuera de las ventanillas.
Por último, el caboose,
donde un vigía
se aseguraba
de que el convoy
estuviera completo y ninguna
de las atracciones saltara,
ni las bestias
ni los monstruos.
Los que llegaron a ver al circo,
siguen llamando a la alegría,
al asombro y a los sustos
por su nombre.
Los que le dijeron adiós
a los artistas,
nunca más
aplaudieron tanto
por nada que los hiciera
de verdad tan felices.
Como a los vagones abandonados
del Gran Circo Santos y Artigas,
la hierba y el salitre acabaron
por borrarlo todo.
Nunca más hubo lugar
para la recreación,
incluso cuando tampoco
quedó meta que cumplir,
24 febrero 2025
Ponte llega a las 19:00
(De Estación del Norte, Libros del Fogonero, 2024)
Puntual, albariño en mano, Ponte llega a las 19:00.
Se sienta de espaldas a Madrid y rara vez
vuelve a reparar en ella.
Puestos al día, repartidos los encargos
y servidos los abrazos,
nos alistamos para irnos a La Habana
o perdernos en una de aquellas seis provincias
que acabaron siendo borradas de los mapas.
Porque el destino,
en un principio,
siempre será aquel país
del que tanto se habla y tan poco queda.
El polvo de las ruinas acaba cayendo
sobre los versos de un poeta,
portugués posiblemente,
inglés si viene al caso,
ruso si resulta inevitable.
Pasa lista.
Alaba,
inculpa,
celebra,
condena,
rinde honores.
Pero a lo que más tiempo dedica
es a modificar el pasado,
a establecer el relato
de lo que no ocurrió,
de lo que pudo haber sido,
esa página en blanco a la que también
debemos llamar nación cubana
para no quedarnos con las manos vacías.
Se pone de pie para decir el nombre
de José Alfredo Jiménez,
quita una canción de un manotazo
y pide que la Lupe suba por fin a escena.
Entre bolero y bolero demuestra alguna tesis,
luego se queja de la pobreza
de los postres de Castilla
o canta en italiano una balada de amor.
Lola Flores puede hacerlo llorar
si promete, con Celia Cruz como testigo,
que jamás volvería.
También llora si se imagina el regreso
y cae en cuenta de que Sigfredo Ariel
no estará allí para esperarnos.
Invocamos por última vez
a la delicada isla,
no la de Borges sino la íntima,
la nuestra,
esa que por perder
acabó perdiéndonos.
Ya de madrugada,
si Elena decide cantar lo sentimental,
un vecino puede tocar
para hacernos entender la hora que es.
Llegado el momento de irse
por fin vuelve a mirar a Madrid,
lo hace como si tratara
de recordar cómo vino
a parar aquí,
cómo aprendió a orientarse
sin esa brújula que es el mar.
La mañana entonces está por llegar
y ya sabemos que, en esta ciudad,
espera hasta el último minuto
para hacerlo.
Nos asomamos a la terraza para verlo ir.
Camina de prisa,
como si siguieran esperando por él.
Siempre me queda la duda
si en verdad se dirige a la Estación del Norte
o aún va del Vedado a La Habana Vieja.
Le preguntaré eso la próxima vez,
cuando llegue puntual, albariño en mano, a las 19:00.
23 febrero 2025
La vi caer
La tarde yace del otro lado del río,
la vi caer poco después
de una llovizna que nos obligó
a recoger todo
lo que habíamos tendido.
La tarde en blanco y negro,
ligeramente desenfocada,
se tumbó sobre la tierra.
La lluvia arreció,
ya Madrid parecía lista
para enfrentar
otra noche difícil.
Fue entonces que abrí
el libro de Robert Capa,
justo en la foto
del pesado cañón
emplazado en los trigales.
Los sublevados estaban
en las puertas
de la ciudad
y la tarde,
justo delante de ellos,
se daba por vencida.
A diferencia
del bando perdedor,
no ofrecía
la más mínima resistencia.
Al parecer ella conoce mejor
que nadie a esta ciudad,
sabe muy bien cuando
llega el momento
de llevarse las manos
a la nuca,
tumbarse en el suelo
y rendirse.
13 febrero 2025
Bajo el incomprensible sol de la Florida
El viaje de Inés y Miguel
acabó aquí,
junto a esas flores
que su nieta
les acaba de poner,
después de lavar
delicadamente
el bronce
de su lápida.
Nacieron
en Gran Canaria
(él en 1892,
ella en 1901)
y se conocieron
en Cuba,
donde tuvieron
hijos, una finca,
una mina,
una gasolinera
y un Willys.
Querían morir allí,
pero una revolución
(que ellos mismos
contribuyeron
a sufragar)
se los quitó todo.
Esa es la razón
por la que su viaje
acabó aquí
(el de él en 1979,
el de ella en 1987),
tan lejos
de Gran Canaria
y de Cuba,
bajo el incomprensible
sol de la Florida.
Aun así,
no parecen extraños.
Uno al lado del otro,
en un lugar
del que no tendrán
que irse
y donde ya nadie
podrá quitarles nada.
08 febrero 2025
La burra de Marlow
Esperamos por ella en el andén
de la estación de Maidenhead,
mientras veíamos pasar,
uno tras otro,
esos apurados convoyes
que buscan el mar
al final de la niebla.
Retrocedió perezosamente
y esperó la hora exacta
para volver a internarse.
La burra de Marlow
no busca el mar
sino los recodos del río,
esos que le van señalando
los cisnes salvajes
y las reses que permanecen
hundidas en el agua.
Aquel viejo tren,
lento y soñoliento,
supo llevarte de regreso.
Aún no sé cómo se las arregló
para que el caudaloso Támesis
se pareciera tanto
al moribundo Arimao.
Pero lo cierto es que logró
convencerte,
sentiste exactamente
lo mismo
cuando cruzaron el puente
y, con la misma ilusión
que solías decirlo,
te pusiste de pie
para avisarle a Diana
03 febrero 2025
El pequeño hombre de Abegongo
(Tomado de Estación del Norte)
30 enero 2025
Reynaldo Fernández Chávez rescata el mundo perdido de Siguanea
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El valle de Siguanea antes de quedar en el fondo del lago Hanabanilla. |
Conocí a Reynaldo Fernández Chávez en Moa, justo el día que presenté la obra con la que me gradué de dirección teatral. Entonces apenas hablamos, de haberlo hecho, un lugar en común nos hubiera hecho amigos mucho antes. Él fue médico en el hospital de El Nicho, el remoto lugar del Escambray donde hice la secundaria.
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El autor entrevista a los sobrevivientes de Siguanea. |
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Navegando por las aguas que cubren a Siguanea. |
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Lo que queda del mítico Salto del Hanabanilla. |
23 enero 2025
Como en aquel cuadro de Magritte
para que no pudiera
ser descifrado.
Como en aquel cuadro
de Magritte,
ese donde los amantes
se besan
con los rostros cubiertos,
tratando de probarse
a sí mismos
que no les gusta
lo que hacen,
que no tendrán
necesidad de repetirlo,
porque el sabor de los paños
impedirá que recuerden
lo que ninguno de los dos
se atrevería a olvidar.
No hay nada que explicar
salvo
el beso
y se despiden sin descubrirse,
sus ojos podrían delatarlos,
sería muy fácil descifrar
La bailarina descalza
Nunca había reparado tanto
en las bailarinas de Degas.
Ni siquiera porque mi madre
reprodujo a una de ellas
en la Escuela del Hogar
y estuvo colgada
en el comedor de mi infancia
por años.
Tampoco me fijé demasiado
en las que fui encontrando
a través de los años,
en las paredes y los escenarios
menos esperados.
Hasta que apareció ella,
descalza,
con las manos ocupadas
por la vida cotidiana
y un antiguo dolor
en los ojos.
No bailó,
sólo abrió una puerta
de cristal
con una pierna
mientras alardeaba
de su equilibrio
con la otra.
Fue todo lo que hizo.
Ahora paso todos los días
por la clase de danza
del maestro Jules Perrot,
pero nunca está.
Todas tienen zapatillas
en el cuadro de Degas,
incluso las más borrosas
del fondo.
He llegado a pensar
que estoy confundido,
que no fue en ese lienzo
donde nos vimos.
Aun así, regreso por ella,
no pierdo la esperanza
de que aparezca
de pronto,
descalza,
y abra puerta
de cristal
con una pierna
mientras alardea
de su equilibrio
con la otra.
17 enero 2025
La vuelta a Cuba
En 2011, pocos días después de que Diana y yo nos conocimos, nos fuimos a darle la vuelta a Cuba. Le mostré mi Habana y mi Paradero de Camarones (aunque mi casa ya tenía un candado en la puerta y no pude mostrársela por dentro).