10 mayo 2021

Miguel Díaz-Canel, cuando el mal gusto llega a tener el poder absoluto


La postal que, a nombre de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Liz Cuesta Peraza y familia le fue dedicada a las madres cubanas en su día, ya es un clásico del mal gusto del régimen. Tres pelirojas, disfrazadas con camisas de texanas y caras de koljosianas, aparecen entre lechugas y flores pegadas con Photoshop.

Todo en la imagen luce tan falso e impostado como cada post en redes sociales del recién electo primer secretario del Partido Comunista de Cuba. Ese es, quizás, el único atisbo de coherencia que tiene el disparatado performance. De ahí que en horas haya merecido tantas burlas y memes. 

No es la primera vez que un dictador cubano y su esposa le envían postales a las familias cubanas. Fulgencio Batista y Martha Fernández lo hicieron antes que Miguel y Liz, aunque con mejor gusto y más estilo. Hotel Camagüey, una deliciosa cuenta de Twitter dedicada a la memorabilia cubana, nos la recordó.

La periodista Tania Costa está entre los que reaccionaron con desconcierto: “La Cuba de hoy no luce camisas de cuadros ni cultiva girasoles y lechugas. La Cuba de hoy no es ni tan negra como creemos ni tan blanca como la ve Díaz-Canel”, escribió en su columna de CiberCuba.

La joven revolución que fue retratada y divulgada por los mejores publicistas y artistas de la isla en 1959, ahora es una dictadura senil con una imagen cada vez más kitsch y burda. No solo se ha quedado sin discurso y sin símbolos, también carece de comunicadores capaces de disimular tanto mal gusto.


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