Nunca me imaginé que conocería a Johnny Pacheco en persona. En el Centro Cultural Eduardo León Jiménes, de Santiago de los Caballeros, preparábamos el primer Congreso de Música, Identidad y Cultura del Caribe. Como parte de las actividades previas, logramos que volviera a su ciudad natal el mítico fundador de la Fanial All Star.
Aunque hace más 15 años de aquel encuentro, ya estaba muy avejentado y tenía muchas limitaciones físicas. Costaba imaginarse que ese mismo hombre era el remolino que, flauta en mano, envalentonaba a Celia Cruz o a Héctor Lavoe sobre los escenarios.
Ayer, Juan Miguel Pérez (un querido amigo dominicano que actualmente es un reconocido sociólogo y que en aquel momento, recién llegado de sus estudios en París, era mi compañero de trabajo en el Centro León), me recordó una larga conversación que tuvimos él y yo con Johnny.
—¿Qué es la salsa? —Le preguntó Juan Miguel.
—La salsa es un son montuno cubano marinado con las sirenas que escuchábamos en Nueva York —respondió Johnny.
Unos días después proyectamos en una pantalla gigante el histórico concierto la Fania en Zaire, previo a una pelea entre Muhammad Ali y George Foreman. Recuerdo que Juan Miguel no paraba de gesticular y bailar como Johnny Pachecho. Esa noche nos costó mucho trabajo abandonar 1974 y volver al presente.
Con la muerte de Johnny Pacheco, la Fania All Star se sigue reagrupando. No sé si en el Nueva York donde ahora están él, Celia y Lavoe también se escuchan sirenas, pero con toda seguridad suena mucho mejor música que en la ciudad terrenal.
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