Ernest Hemingway ya no sale del Floridita. Mantiene su codo izquierdo anclado en un rincón de la barra. Sus hombros están brillosos. Todos los días, centenares de turistas se abrazan a él para hacerse una foto donde parezcan viejos conocidos.
Como nosotros hicimos lo propio, nos preparamos un Papá Hemingway mientras repasamos las imágenes del viaje. El trago no nos supo igual. Creo haber copiado bien lo que nos dictó el barman. Seguí cada uno de los pasos al pie de la letra. Pero algo falló, no sabe como el original.
Tampoco el Floridita y Hemingway son los verdaderos. Ambos fueron reconstruidos según el recuerdo de los demás. Dicen que el Floridita de los años 50 no eran tan concurrido. Todos los que lo conocieron de verdad, recuerdan a un Hemingway menos amable y asequible que la estatua de bronce.
Como recompensa por nuestro fracaso, ofrezco la receta. En honor a la verdad se trata de un trago muy sencillo. Solo creo necesario hacer una advertencia más. Si se quiere saber a qué sabía La Habana de Ernest, deben preparar cantidades suficientes.
Todo el que lo vio salir del Floridita, concuerda en que se tambaleaba como un bote en alta mar.
Ingredientes:
Ron carta blanca
Jugo de toronja
Hielo frappe
Jugo de limón
Marrasquino
Preparación:
Se mezclan todos los
componentes en la batidora, durante 30 segundos y se vierte en una copa para
agua.
Servir:
Se acompaña con
pajillas ¾.
1 comentario:
Salú!
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