Si se abre esa puerta y se sigue ese camino, se llega a la cueva
del Agua. Está justo en el vientre de aquel farallón. Cada vez que ganábamos la
emulación socialista en la escuela de El Nicho, nos llevaban hasta allí en fila
india, de menor a mayor.
Reinaldo, el profesor de Educación Laboral, tenía un tocadiscos
portátil y de pilas. Aquel artefacto soviético, con forma de neceser, provocaba
la admiración de todos por su avanzada tecnología. Estábamos en 1978, el año
del XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes.
Tres LPs (la Ritmo Oriental, el Conjunto Rumbavana y la Pequeña
Compañía) y algunos discos de 45 rpm (Lolita, Mocedades y Las Grecas)
sonaban una y otra vez entre estalactitas y estalagmitas.
El frío de la tarde del Escambray se multiplicaba por dos con el
agua del manantial. Pero eso no lograban detenernos. Pálidos y temblorosos, nos
lanzábamos de cabeza contra aquel pozo helado, mientras las voz de Ricardito pedía a gritos que prendieran el mechón.
Algunos campesinos decían que allí vivía un güije. Otros ni se
acercaban por miedo a una madre de agua que, según ellos, ya se había tragado a
más de uno. Nosotros, en cambio, permanecíamos allí hasta el oscurecer. Éramos
pinos nuevos, gérmenes de marxistas con la incredulidad elevada a la enésima potencia.
No me atreví a abrir la puerta. Dice Sabina que no se debe volver a
los lugares donde se fue feliz. No podría decir si eso que fuimos allí puede
homologarse con la felicidad. Tampoco quiero averiguarlo. Por eso bajé el
vidrio, saqué la mitad del cuerpo y apreté el obturador.
Siempre miré a través de la cámara. Me negué a ver con mis
propios ojos lo que no quiero recordar de otra manera. Como en el iPod no llevábamos
ninguna de aquellas canciones, le dije a Diana que prefería el silencio.
4 comentarios:
Me gusta mucho tu blog porque haces un periodismo que se parece mucho a la literatura. En este post no lograste tu objetivo, es literatura pura.
Fui profesor tuyo en El Nicho y entonces como iba a imaginar yo que llegarias a ser un escritor reconocido, me acuerdo de tu papa que iba desde el Hanabanilla en lancha rapida porqu el tenia los contactos y un dia fue con Sergio Corrieri el de En Silencio a Tenido que Ser y la escuela se volvio loca. Tu eras un muchacho bueno pero normal como muchos. Por eso pienso que a veces hay que tomarse los alumnos mas en serio porque uno no sabe de donde va a salirle un Camilo Venegas. Estoy emocionado con esto porque recuerdo lo que describes pero yo no puedo decirlo con tus palabras. Felicidades muchacho te felicito por tus logros y tu crecimiento personal que empezo en un hogar humilde y mira por donde va. Me haces sentir orgulloso de mi tierra, Barajagua, que seguro conoces bien porque estaba entre Manicaragua y Cumanayagua. Un abrazo de quien seguro no recuerdas.
EMPINGAO!!!!!
Lindo, a lo Calamaro.
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