Hay creadores que buscan en el caos su mejor fuente de
inspiración. Sobran ejemplos de escritores, pintores y músicos que exprimen sus
mortificaciones hasta dar con el arte. Como el oso que mete la garra entre las
rocas del río para sacar algún pez exhausto, cada vez que Andrés remueve sus
angustias pesca una canción.
En 1990, lo que parecía un encierro autodestructivo, acabó
convirtiéndose en una obra maestra del rock en español. Pero en ese momento no
existía SoundCloud, de manera que Honestidad
brutal solo nos permitió acceder a 19 de las ciento y pico de canciones que
fueron compuestas.
Diez años después, la discográfica no pudo contener a Calamaro y El salmón se convirtió en un disco
quíntuple. Aún muchos van hasta allí, a pescar cosas increíbles y
sorprendentemente desconocidas. Después de eso, se produjo un regreso a la
“cordura”. No por gusto la señal que lo demarca en el pie de Neil Armstrong en
la Luna.
En ese lapsus, que duró justo otra década, se produjeron discos
muy buenos, pero en ninguno de ellos se le vio al pez nadar a sus anchas contra
la corriente. Una advertencia en Twitter fue la señal de volvían los tiempos
“peores”: “No se que hacer con la música, si regalarla, si editar un disco old
school, si guardármela para tiempos mejores...”, dijo A$K (@Barksdale666).
Hasta el momento ha colgado 126 canciones inéditas en algo que él
llama, por ahora, A$K Le Cloud Xperience.
Como cada una de sus crisis se ha convertido en un irrefrenable proceso
creativo, ha llegado el momento de sentarse a esperar un nuevo punto cardinal
en la obra de Andrés.
Esa nube virtual no es más que el trayecto del salmón río arriba. Ojalá
que ningún oso se lo coma en el camino y llegue sano y salvo al lugar del
desove. Los que todos los días del mundo necesitamos al menos una canción suya
para sacar adelante la hora más difícil, esperamos con paciencia por eso.
1 comentario:
JE
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