Mi abuela Atlántida en mi lugar en el mundo. |
Atlántida es una batalla contra el olvido. Ante la imposibilidad de volver a mi lugar en el mundo, tras la la desaparición del país al que pertenezco, la única posibilidad que me quedaba de regresar a uno y al otro era escribiendo. Me hace muy feliz que mi novela, además de lectores, consiga inspirar a otros, los motive a darle continuidad al viaje.
A Juan Carlos Recio lo recuerdo siempre parado en el medio de una puerta que Bladimir Zamora acababa de abrir. Eran todavía los años 80 y La Habana, ya en peligro de derrumbe, conseguía mantenerse en ese status quo que alguien llamó "estática milagrosa". No recuerdo cuánto duró la visita, pero sí la fiesta de rones, poemas y abrazos reales, porque en aquel mundo aún eran inconcebibles estos abrazos que nos damos ahora en Facebook.
Gracias Juanca, por la lectura y, sobre todo, por el poema. Ahora tengo la certeza de que has logrado volver a viajar en tren por los extraños pueblos.
C. V.
POR ATLÁNTIDA
Para Camilo Venegas
Uno vive de la memoria
de lo que fue mientras camina al olvido.
Cada persona cuenta fragmentos
que te llevan a otros acordes tuyos.
Así lo confirma el que lee.
Así lo confirma el que narra.
No importa la vida que vivas en los otros,
la tuya es una extensión única.
Una palabra,
la construcción de un sueño,
la libertad que dentro libera
lo que alguna vez fue un sitio increíble
y cárcel y otra vez cárcel.
Hay libertades que se van logrando:
aquellas cercas que corrimos,
aquellos nados entre peces
y el fango de alguna crecida
que nos hizo inmortales.
Uno se va quedando en la memoria
como si se aferrara a una suerte.
Cuando por fin salimos de la cárcel
y al amanecer nombramos
esas distancias que de alguna manera
también cargamos,
un saco de peces
una penca que se pudrió
en el borde del barranco.
Después alguien escribirá sobre el olvido.
Ahora tenemos esa estación impermeable
contra toda desgarradura y el maquinista eres tú.
Tú en tus variantes pájaro en su jaula que ve morirse los rieles
donde se hizo el sueño - alquimia de unas ilusiones-
el sueño fugaz del paso de los trenes
que nos llevan, sin remedio, a la estación
donde jubiloso
nos recibirá
el olvido.
Juan Carlos Recio (Santa Clara, 1968)
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