04 septiembre 2024

Hasta Santiago a pie

Botafumeiro, catedral de Santiago de Compostela.
Foto: Camilo Venegas

No, no me refiero a la mítica conga santiaguera. Aquella con la que los Hermanos Bravo arrollaron, por las grandes capitales del mundo, mientras compartían escenario con Sammy Davis Jr., Tom Jones o Charles Aznavour. Hablo de un viaje íntimo, de amor y fe, junto a mi santiaguera, por el norte de Galicia.

Pero antes de dar el primer paso, viajaremos en tren desde Madrid hasta el golfo Ártabro. Recorreremos 507 kilómetros a través de los campos de Castilla, las entrañas de la Cordillera Cantábrica y las herméticas neblinas gallegas. Serán cinco horas que pasarán volando por la ventanilla del Alvia.

Luego andaremos desde Ferrol hasta Santiago de Compostela. Seguiremos los pasos de todos los británicos que convirtieron ese sendero en el Camino de los Ingleses. En ningún otro recorrido a Santiago el mar tiene tanta omnipresencia. Iremos por el borde de las rías altas hasta dar con el más grande bosque costero de la Europa meridional.

La primera noche la pasaremos en Ferrol, donde esperamos encontrarnos con ese “viento cada vez más furioso” que tanto se le oye soplar en las páginas de Gonzalo Torrente Ballester. Luego pernoctaremos (¡y comeremos!) en Neda, Pontedeume, Betanzos, Bruma y Sigüeiro.

Diana y yo queríamos hacer el Camino de Santiago desde hacía mucho. Pero los compromisos laborales y familiares nos obligaron a aplazarlo una y otra vez hasta ahora. Incluso esta vez estuvimos a punto de cancelarlo. Pero al final llegamos a la conclusión de que la mejor manera que teníamos de hacer un alto era caminar.

Henry David Thoreau sostiene que “la mitad del camino que recorremos no es otra cosa que desandar lo andado”. ¡Vamos a desandar!

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