© Alen Lauzán. |
Unos diplomáticos cubanos tendrán que pagar los daños que causaron al mobiliario de las Naciones Unidas. Ya sin razones ni ideas, optaron por manotear, gritar y golpear. El espectáculo es deprimente, vergonzoso y —sobre todo— indignante. A eso se ha reducido el legado de Raúl Roa, el primer canciller de la revolución.
En un video subido a las redes sociales, una patrulla policial manotea, grita y golpea en un oscuro Jatibonico. “Tú vas a grabarme la pinga a mí”, dice uno de los agentes mientras camina hacia el que tiene la cámara. Avanza tocándose los genitales.
La imagen sigue hasta encontrar a otro policía amenazante, lleva un trozo de cable en la mano. La cámara sigue girando y aparece un tercer policía que trae a un hombre abracado por el cuello. Parece una secuencia del cine pobre que proponía Humberto Solás, pero reducido a la miseria.
El sábado intentamos ver una película cubana. La situación nos fue apretando el cuello hasta que empezamos a sentir asfixia. Tuvimos que poner a Verónica Lynn en pausa, mientras perseguía a unos pollitos por una casa inundada. “Cuba es un país de viejos pánicos”, le dije a Diana mientras buscaba agua y aire fresco.
Siempre que veo imágenes de la Cuba actual llego a la misma conclusión: es un lugar irreconocible para mí, ajeno, al que ya no pertenezco. La única manera que tengo de seguir sintiéndome cubano es desentendiéndome del país real, volviendo al que tengo en la cabeza, al que leo, veo y oigo en obras del ayer.
Fidel Castro y su dictadura ególatra demolieron a la nación cubana. El país y lo que él representaba están sumidos en el oprobio. Nada, nadie, nunca, jamás (para decirlo con palabras de su discurso) le hizo más daño a nuestra gente y a lo que les daba sentido que estos 60 años de indetenible depauperación.
Ya no queda otra de manera de volver a Cuba, ese país que ahora solo sabe manotear, gritar y golpear, que no sea en un viaje hacia su pasado.
3 comentarios:
Que pena amigo, tener que reconocer que no hay argumentos para defender algo aunque sea.
Mis saludos
TE ADMIRO... DICES LO QUE TODOS QUEREMOS DECIR...
Es increíble como la grosería y la chusmeria se ha adueñado de todos los espacios...
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