Ayer, mientras hacía el primer Bustelo del día, sentí unos pequeños golpes en los cristales más altos de la cabaña. Una mariposa se había quedado atrapada la tarde anterior y, en vano, trataba de volver al campo. Busqué una escalera. Cuando logré atraparla, la llevé hasta la terraza y la liberé.
No se movió hasta que logré hacer foco sobre ella con mi iPhone. En total le hice cinco fotos. En dos de ellas, hechas en el modo Live, mueve ligeramente las alas. Como el café empezaba a subir, tuve que despedirme. Inmediatamente voló en dirección al palo amarillo.
Hoy debe de estar disfrutando de la Loma, sobre todo de las flores de su mismo color que sembramos alrededor del andén del parqueo. Mientras me dirijo al lunes laboral, oigo la banda sonora de Paris, Texas.
No dejo de pensar en ella, en las circunstancias en que nos conocimos, en el momento exacto de la despedida. Ry Cooder no para de tocar.
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