Un
día como hoy, hace 50 años, Ernesto Guevara miró al pajarito y sonrió. Posaba
para su última foto con vida. Tenía las manos y los pies atados, estaba herido.
El corresponsal de El país en Miami,
Pablo del Llano, le pide a un testigo de excepción, el agente cubano Félix
Rodríguez, que reconstruya los hechos.
“En
ese momento, honestamente, no tenía la percepción de lo que estaba ocurriendo,
la magnitud que tenía esa operación —confiesa Rodríguez—. Para mí era una
operación más. Para mí el Che Guevara no era la gran cosa, no era la figura que
fabricó después Cuba”.
Cuando
llegó la orden del presidente boliviano de que ejecutaran al prisionero, a Rodríguez
le dieron de plazo hasta las 2 de la tarde para que lo interrogara. Hubo un momento
en que hablaron de economía y Guevara culpó al embargo norteamericano del
desastre cubano.
“Comandante,
usted fue presidente del Banco de la Nación y ni siquiera era economista”, reclamó
Rodríguez. “¿Tú sabes cómo llegué a presidente del Banco? —le respondió el Che—
Un día entendí que Fidel estaba pidiendo un comunista dedicado y levanté la
mano. Pero estaba pidiendo un economista dedicado”.
El
piloto boliviano Jaime Niño de Guzmán interrumpió el interrogatorio con una
cámara Pentax. “Mi capitán, el mayor Saucedo quiere una foto”,
dijo. Justo antes de que el piloto accionara el obturador, Rodríguez le pidió al
prisionero que mirara al pajarito.
Ernesto
Guevara cometió muchos errores de cálculo durante toda su vida, sobre todo
cuando fue presidente del Banco Nacional y ministro de Economía de Cuba. Pero
el más grave de todos fue creer que valía más vivo que muerto, quizás por eso
sonrió con el chiste del pajarito.
La
foto de Jaime Niño de Guzmán nunca ha sido reproducida en vallas, camisetas, platos,
portavasos o ceniceros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario