El
anuncio fue hecho en el periódico Granma,
principal vocero de la dictadura de Cuba. El diario, que se dedica a sobredimensionar
noticias irrelevantes, a tergiversar lo realmente importante y a maquillar con
eufemismos la crítica realidad de la isla, estableció cuatro puntos:
- Eliminar la “Habilitación” del pasaporte para los viajes a Cuba de los emigrados cubanos.
- Autorizar la entrada y salida a Cuba de ciudadanos cubanos residentes en el exterior en embarcaciones de recreo, a través de las Marinas Turísticas Internacionales Hemingway y Gaviota-Varadero. Una vez que estén creadas las condiciones, se ampliaría progresivamente a otras marinas.
- Permitir la entrada a Cuba de los ciudadanos cubanos que salieron ilegalmente del país, excepto aquellos que lo hicieron a través de la Base Naval de los Estados Unidos en Guantánamo.
- Eliminar el requisito de avecindamiento para que los hijos de cubanos residentes en el exterior, que hayan nacido en el extranjero, puedan obtener la ciudadanía cubana y su documento de identidad.
Lo
que Granma llama “irreversible
proceso de actualización de la política migratoria del país”, no es más que es
una devolución. Durante casi 60 años el régimen ha privado a los cubanos de muchos
de sus derechos fundamentales, como el de poder salir y entrar a su país con total
libertad.
“¿Cómo
así? —Me preguntó desconcertado un amigo cibaeño—. O sea, viejo, ¿que tú no
podías salir y entrar de tu país cada vez que te diera la maldita gana?”. Su
asombro es lógico. Para un dominicano, un jamaiquino o incluso un haitiano,
esos cuatros puntos resultarían incomprensible.
Muchos
cubanos, en cambio, los asumen como una buena noticia. Algunos, incluso, se
muestran agradecidos. “Viejo, ¿y por qué en Cuba la gente no se rebela?”, me
preguntó el amigo cibaeño. “Es difícil y largo de explicar —le dije—, pero este
hecho te puede ayudar a entender”.
Primero
le mostré la manera en que el Granma
lo anunciaba, luego le di un paseo por varias reacciones de cubanos en Facebook.
“Mierda, loco…”, fue lo único que dijo. Luego se sirvió un largo trago de
Brugal y me invitó a mirar en dirección al oeste, donde una tarde libre se
despedía de la Cordillera Central dominicana.
Poco después, ya en Cuba, caería presa de la
Sierra Maestra.
2 comentarios:
muy bueno y acertado.y también quieren que nos quedemos callados a cambio de poder entrar.por mi que me metan el pasaje en cualquier agujero.
Trabajé por muchos años para una empresa francesa que entre otras cosas, organizaba eventos, conferencias y viajes de incentivo para marcas líderes del mercado de Europa y algunas para el mundo. Aquellas personas se quedaban alarmadas con las prohibiciones que teníamos los cubanos y lo más alarmante, siempre preguntaban las razones por las cuales no hacíamos ni siquiera una huelga? Siempre les respondía lo mismo “es bien difícil y largo de explicar”, pero en otras palabras, seguro que por cualquiera de esas cuestiones que para ustedes son normales, a nosotros nos costaría algo así como unos 30 años que es la adecuativa de la pena de muerte, en el supuesto que realmente no nos sancionen con ella.
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