09 julio 2011

Wendy Iriepa, la habanera que expulsaron del "paraíso"

Wendy Iriepa es una habanera bellísima. Tiene 37 años y desde hace 4 es mujer.  El 22 de octubre de 2007, el cambio de sexo aún no se había aprobado en Cuba oficialmente. Pero, gracias a las influencias de Mariela Castro, ese día Wendy pudo deshacerse del cuerpo de hombre donde había permanecido encerrada.
La gratitud de Iriepa con la hija de Raúl Castro, la llevó a convertirse en su edecán en el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex). “Trabajaba en protocolo, por lo que degustaba y custodiaba los alimentos de Mariela, además de revisar los regalos que le hacían”, confesó Wendy a Diario de Cuba.
Pero su suerte cambió radicalmente cuando se enamoró de Ignacio Estrada, un activista independiente que es perseguido por sus críticas al régimen. Meses antes, Mariela le había prometido a Wendy que sería la madrina de su boda. Cuando supo de su romance con el disidente, cambio su promesa por una amenaza de despido si se seguía compartiendo la cama con un “traidor”.
“A Wendy la han expulsado del Cenesex no por ser el enemigo, sino por algo mucho más simple, la han expulsado por acostarse con el enemigo, es decir, con alguien que pertenece a una entidad independiente”, denunció Leannes Imbert Acosta, directora del Observatorio Cubano de los Derechos LGTB (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgéneros).
Por estos días se celebraron los 50 años de unas reuniones que Fidel Castro sostuvo con los intelectuales cubanos en 1961. En aquella ocasión, el Comandante en Jefe puso su pistola encima de la mesa para dejar claras sus intenciones a los presentes. “¡Tengo mucho miedo!”, dicen que dijo Virgilio Piñera. Medio siglo después nada ha cambiado. En el sexo, como en la literatura, dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, nada.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo de bellísima... está un poco fuerte!!!!

Raul Castr(ad)o dijo...

Muy poético eso de "deshacerse del cuerpo de hombre donde había estado encerrada", como si el cuerpo fuese un capullo y se convirtiese en mariposa.

Pero aquí ocurre al contrario: primero era mariposón y luego se cortó el capullo.

La poesía, rigurosa