Freddy Ginebra, después de quedarse ronco en la calle, porque la música estaba demasiado alta y no oíamos ni sus gritos ni sus llamadas a los celulares, se apareció con una enorme paella. En la terraza, a pesar de que el verano de Santo Domingo se resistía a dejarnos en paz, llegaba de vez en cuando un confortable aire frío. Gracias a eso, Gloriosa reconstruyó la relampagueante y surrealista visita de André Bretón a La Habana.
Hubo un momento en que se acabó la música y, sin que nadie se lo pidiera, Yordanka empezó a cantar. Uno tras otro, se sucedían las canciones, los abrazos y los brindis. Fue entonces que alguien reparó en que Olga Guillot acababa de morir. Muchos aún no se habían enterado de la noticia. De manera unánime, sin que nadie lo propusiera, nos callamos por más de un minuto.
6 comentarios:
Hermoso.
Increiblemente sublime! "Nosotros cantábamos boleros, pero en ese momento dejamos que Olga, en silencio, volviera a su trono."
Maravilla de crónica, un homenaje conmovedor.
¡¡¡GRACIAS CAMILO!!! Bellísimas palabras.
Me encanta que hayamos sido protagonistas, junto a ti, de esa noche maravillosa.
Besos
Todos
Casi me pierdo esta pieza, hermosa; muy conmovedor y muy sincero homenaje, un abrazo.
Camilo,
Me uno a tu homenaje desde mi blog.
saludos,
ihos
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