05 septiembre 2022

Se me fue el pie


El 4 de junio, mientras caminábamos por los senderos de la Reserva Científica Ébano Verde, Diana resbaló y se fracturó el peroné. Pocos después nos fuimos de viaje por Inglaterra y España. Fue admirable su valentía durante esos días, andando en triciclo por calles empinadas, plazas adoquinadas, botes, trenes, autobuses...
Ayer se cumplían tres meses de aquel mal paso. Poco después de aterrizar en Santo Domingo, subí nuestras maletas a un carrito para llevarlas hasta el estacionamiento del aeropuerto. Al señor que avanzaba delante de mí se le cayó un bolso y eso hizo que mi carga se volcara.
Al tratar de evitarlo y después de acabar perdiendo el equilibrio, caí sentado sobre mi pierna izquierda. Aquí debo reconocer la solidaridad de varios pasajeros de mi vuelo (que abandonaron sus equipajes para auxiliarme) y del personal del aeropuerto de Las Américas que me asistió de inmediato. 
Guajiro al fin, evito ir al médico cada vez que puedo. A pesar de que era tarde en la noche y que tenía muchos deseos de llegar a casa, le hice caso a Diana y nos desviamos hacia una clínica. Hoy nuestro ortopeda no lo podía creer: la misma fractura, en el mismo lugar, el mismo día.
—Es otra prueba más de amor —le dije al doctor—, aunque admito que esta vez se me fue la mano.
—Más que la mano —respondió después de una carcajada— se te fue el pie… ¡literalmente!
Salí de la consulta con la misma bota y en el mismo triciclo que lo hizo Diana hace apenas unas semanas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La pata, guajiro. Besos dobles. Cuídate