tampoco creo
que hubieran sospechado de ti.
La tarde de Marlow
caía sobre el río.
Un barco,
que volvía de 1940,
pasaba en silencio
entre los árboles.
Ya nos íbamos a sentar
a la mesa
cuando te hice la foto.
Pero no supe del hurto
hasta que,
ya casi de noche,
abrí el álbum.
Me había dejado arrastrar
por Nick Cave
y la enorme luz naranja
que alumbraba
el golfo de Vizcaya.
Noté algo extraño y,
cuando amplié la imagen,
resolví el crimen.
Guardé el secreto
en la costa vasca,
que acababa de aparecer
entre las nubes.
Nick Cave ya remataba
“Red right hand”
y tú,
inocente, seguías
mirando a la cámara
sin poder ocultar
la fresa
que acababas
de llevarte a la boca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario