19 diciembre 2018

La ingratitud de los cubanos*

Estado actual de la casa donde murió Máximo Gómez en Cuba.
En mayo de 1905, Máximo Gómez se hizo una pequeña herida en la mano derecha. Un guerrero como él, acostumbrado a ver (y dar) machetazos mortales, no lo de dio la más mínima importancia. En verdad era un corte insignificante, pero acabó costándole la vida.
Pocos días después, acompañado de Manana y de sus hijas Clemencia y Margarita, viajó desde La Habana hasta Santiago de Cuba en tren. Su excusa era hacerle la visita a su hijo Maxito y a su nuera Candita. Pero su verdadera intención era contribuir a frenar los planes reeleccionistas de Tomás Estrada Palma.
Cada vez que el tren se detenía en una estación, Gómez le daba la mano a los cubanos y les pedía que votaran por el general Emilio Núñez, candidato del Partido Liberal. “¡La situación es gravísima! —advertía—. ¡Se sienten ya latidos de revolución!”.
Tanto dio la mano, que la pequeña herida acabó infectándose. Cuando regresó a La Habana ya no podía sostenerse en pie. Le diagnosticaron septicemia y no hubo manera de salvarlo. El 17 de junio fue certificada la defunción del General en Jefe del Ejército Libertador.
Esta semana, Renay Chinea pasó frente a unas ruinas en la esquina de 5ta. y D, en El Vedado. Una vieja tarja, hecha el 17 de junio de 1906, identifica el lugar. Es la casa donde murió Gómez. En su post, Renay prefirió citar la carta que Martí le envió al Generalísimo el 13 de septiembre de 1892: 
“Ayude a la revolución como encargado supremo del ramo de la guerra, a organizar dentro y fuera de la Isla el ejército libertador (…). Yo ofrezco a Vd., sin temor de negativa, este nuevo trabajo, hoy que no tengo más remuneración que brindarle que el placer de su sacrificio y la ingratitud probable de los hombres”.
Cuando la carroza fúnebre con los restos de Máximo Gómez llegó a la Necrópolis de Colón, los generales mambises Bernabé Boza, Emilio Núñez, Pedro Díaz y Javier de la Vega llevaron el ataúd hasta la fosa. No hubo despedida de duelo. La ingratitud de los cubanos siempre empieza por el silencio.

*Le debo la foto y la idea central de este texto a Renay Chinea.

3 comentarios:

machetico dijo...

Demoledor, Camilo. Esa vez no llegamos.

I. Teodoro dijo...

Máximo Gómez es tan importante en la historia de Cuba como controversial, y el rechazo a nuestro vino puede nublarnos la vista con añoranza romántica. En lo personal creo que es bueno que le pase, pues aunque consiguiera salvar la independencia del intervencionismo, el precio que pagamos fue caro.

Unknown dijo...

😳🙄 lo trataron así x no ser cubano