El
camino que pasa sobre la cañada
y
alcanza la luz de la tarde
es
ahora
uno
de tus lugares preferidos.
Sabes
que a través de él
puedes
regresar
al
punto de partida
y
eso
es
quizás
lo
que más disfrutas.
Cuando
llegas a la cabaña
(después
de pasar
por
el jardín
que
hemos traído
del
vivero de Leocadia)
vuelves
a encontrarte
contigo
misma.
Unas
lajas que sobraron
cuando
hicimos
la
escalera
que baja al patio,
que baja al patio,
te
devuelven
lo
que te habían quitado,
lo
que te faltaba.
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