Ilustración de Alen Lauzán. |
La
inmensa mayoría de los cubanos actuales hemos sido víctimas, de una manera o de
otra, de esa gran tragedia que ha sido para nuestro país 60 años de
totalitarismo. Eso ha hecho que casi todos seamos seres binarios, incapaces de
reconocer la diversidad y de interpretar algo si no es a través de polos
opuestos. Vemos todo en blanco o negro, sin una pintica de gris. Se está en un
extremo o en el otro. Nos resulta inconcebible que existan más de dos opciones.
La infinidad de justificaciones que he leído de las vergonzosas expresiones racistas de Donald
Trump, me producen aún más vergüenza (y no puedo entenderlas como ajenas,
viniendo de cubanos). Me parece inaceptable la idea de que para poder adversar
a la dictadura que nos ha sumido en el oprobio se tenga que simpatizar con un asno con moña.
Tampoco
acepto la idea de que si no se le justifica, se es comunista o cuando menos
demócrata. ¿Acaso no ven que es un animal con ropa, un ser sencillamente
despreciable? Siento un respeto inmenso por los cubanos que mantienen un
activismo contra la dictadura de Raúl Castro dentro de mi país, pero no puedo
tragarme los elogios y las guataconerías de algunos de ellos con el patán que
hay en la Casa Blanca.
Insisto,
no me considero de izquierda y el partido Demócrata de Estados Unidos me es tan
ajeno como el Frente para la Democracia de Burundi. Solo sigo estando del lado
de la especie humana, por eso tengo que admitir que en Estados Unidos hay una
bestia en el lugar donde debía haber un presidente.
2 comentarios:
Directo y al punto. No podría estar más de acuerdo con este análisis.
Más claro ni el agua
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