Barbieri,
nuestro
gato,
nos
abandonó.
Alito
lo buscó
por
toda la loma.
Diana
y María
lo
llamaron
desesperadamente
y,
cuando
lo
dieron
por
muerto,
lloraron.
Anoche
fuimos
a
un bautizo
y
lo encontramos.
Le
falta un pedazo
de
la boca
y
tiene la cola
destrozada.
Vive
en una casa club
y
dirige una pandilla.
Roba
comida,
pelea
por sus gatas,
sobrevive...
Lo
llamamos
y
vino a saludarnos.
Maulló,
pasó
su lomo
sobre
las piernas
de
María
y
volvió a su vida.
Diana
trató,
en
vano,
de
convencerlo
de
que volviera
a
casa.
María
expresó,
por
primera vez,
su
gran desilusión.
Yo
puse algunos
pasajes
de Bolivia.
No
hay nada
que
un saxofón
no
pueda curar,
incluso
respecto
a
Gato Barbieri.
No hay comentarios:
Publicar un comentario