Periodismo de Barrio, uno de los mejores medios para tratar de acercarse
a la inescrutable y penosa realidad de Cuba, amaneció bloqueado en la isla. Su
editorial, ¿Quiénes tienen derecho a contar un país?, puede leerse en todo el mundo menos en el lugar para el
que fue escrito.
En
el ya lejano año de 1970, Alvin Toffler enunció esta época de sobrecarga
informativa en la que vivimos. Infoxicación, ese fue el nombre que le dio a lo
que acabaría ocurriendo con el exceso de materiales que dispondríamos sobre
cualquier tema.
Incluso
dentro de Cuba, donde el Estado trata de mantener un asfixiante control sobre los
contenidos que se producen en la isla, los blogs y los medios alternativos son
cada día más. Esa es la razón por la que he tenido que reducir a unos pocos links
mi rutina de lecturas diarias sobre mi país.
Solo
entro a los espacios fundamentales y entre ellos está Periodismo de Barrio. Me interesa sobre todo por dos cosas: el
ángulo siempre novedoso desde el que abordan los temas y la gran calidad de todos
los textos que publican. Son tan buenos los dossiers que arman, que he llegado
a releer algunos.
Tras
el paso del huracán Matthew por el extremo oriental de la isla, parte del
equipo de Periodismo de Barrio se
movilizó hasta Baracoa para reportar el proceso de recuperación de las
comunidades. Pero no podremos leer sus historias ni ver sus imágenes, porque
fueron detenidos y su medio bloqueado.
En
Quienes tienen derecho…, cuentan los
detalles de lo ocurrido:
“Debimos
entregar las contraseñas y las cámaras, grabadoras digitales, computadoras
portátiles, memorias flash, lectores de libros electrónicos y teléfonos
celulares, y estos fueron chequeados durante al menos cuatro horas. Se nos
informó que las imágenes y grabaciones de nuestro trabajo en la provincia
serían borradas y que los equipos electrónicos se devolverían. Las tres mujeres
que forman parte del equipo de Periodismo de Barrio fueron revisadas
físicamente por una oficial para buscar otros medios tecnológicos que hubieran
podido ocultar en sus cuerpos, tratamiento que se da a casos predelictivos”.
Si
eso es una vejación en cualquier lugar del mundo, también debería serlo en
Cuba. Digo esto pensando en tantos y tantos comunicadores y activistas latinoamericanos
que se pasan la vida lidiando con los fantasmas de dictaduras pasadas y siguen
sin ver a la única que aún perdura en su continente.
Periodismo de Barrio no es tan obvio ni elemental como los medios
oficiales del régimen, por eso su pregunta no fue quiénes no tienen derecho hoy
a contar su país en Cuba. Aun cuando todos sabemos la respuesta, no deja de avergonzarnos tener que admitirlo.
Sí, nosotros, los cubanos, somos los únicos en América
Latina que todavía no tenemos derecho a contar nuestra historia. Siempre tenemos
que esperar a que el régimen nos las cuente o que alguien desde afuera se asome
y diga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario