25 octubre 2016

De regreso

Cuando ya no sea el que besa tu espalda
justo antes de quedarse dormido,
ni el que atraviesa media isla
para sembrar
el fervor de tus ojos
entre la neblina 
y las tardes del sábado.
Cuando ya no pueda probar
que fui parte de la historia
de un país 
que se quedó sin historia,
ni el viajero que perdió
todos los trenes 
de regreso a casa.
Cuando ya no logre asir
tus manos pequeñas,
ni volver
a los olores,
los ecos
y las palabras
que me dan sentido;
esparce
lo que quede
de mí
entre estos árboles.
Trata que sea
lo más
cerca
que
puedas
de la cañada.
Deja que el bosque
me ensuelva,
que los aguaceros
me lleven de regreso
al río,
al mar
y al polvo
del que provengo.

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