(Escrito para la columna Como si fuera sábado, de la revista Estilos)
Amanecimos
con un pequeño arcoíris de fondo en todas las ventanas de la casa. El café ya
olía en la cocina. El profundo silencio de la mañana del domingo fue
interrumpido por un destartalado carro blanco. Se acercó renqueante, con una
bocina atada en lo más alto.
—¡Vamos
que llegó el camero comprando todo lo que sea viejo! —anunciaba el que conducía—.
Compro camas viejas, neveras viejas, lavadoras viejas, aire acondicionados
viejos, baterías viejas… Compro transmisiones viejas, culatas viejas, cobre,
aluminio, acero níquel, bronce, calamina… ¡Vamos, que llegó el camero comprando
todo lo que sea viejo!
Por
un momento pensamos que el lente de la cámara no tendría la sensibilidad
suficiente para captar aquel breve arco que empezaba con un rojo intenso y se
esfumaba antes de alcanzar el violeta que describen los libros. Hice el intento
y lo logré.
Mientras
compartíamos el café y las voces del camero empezaban a perderse por los
vericuetos de la ciudad, abrimos los periódicos en la pantalla del iPad. A juzgar
por los titulares, el mundo aún no se había dado cuenta de que era domingo y
que nos merecíamos una tregua.
Ucrania
denuncia que Rusia ya tiene 22.000 soldados en Crimea. La Unión Europea y
Estados Unidos temen una escalada de Moscú en cuanto la pequeña península se
declare como una república independiente. En Venezuela, Nicolás Maduro acude a
las fuerzas armadas para conjurar las manifestaciones y tratar de salvar a su
régimen.
El
jefe del Comando Sur sugiere que en el seno de las Fuerzas Armadas venezolanas están
divididos sobre la deriva del país pero que, de momento, son leales al chavismo.
En Argentina, Cristina Fernández, aún vestida de viuda, plantea ponerle límites
a las manifestaciones en las calles.
Malasia
ha pedido ayuda internacional para localizar, a través de satélites, cualquier
rastro del vuelo MH370. La desaparición, el pasado 8 de marzo, del Boeing 777 que
volaba de Kuala Lumpur a Pekín, se ha convertido en uno de los más grandes
misterios de la historia de la aviación.
La
amplitud de la zona de búsqueda y la gran profundidad del océano Índico, son un
enorme desafío para dar con los posibles restos y las cajas negras de la
aeronave. Al final de las noticias internacionales, apenas como un
recordatorio, avisan que la guerra en Siria cumple tres años sin un final
cercano.
Ya
era suficiente. Cerramos el iPad y levantamos las cabezas para reencontrarnos
con el arcoíris. En el tiempo que duró la rápida lectura de los titulares y los
primeros párrafos, que es donde realmente se cuentan las novedades, el fenómeno
óptico desapareció. En su lugar estaban de vuelta las montañas, espléndidamente
iluminadas.
La aparición
de un espectro continuo de frecuencias de luz en el cielo, mientras los rayos
del sol eran atravesados por pequeñas gotas de agua, cambió nuestra mañana por un rato, solo por un
rato, porque de inmediato fue retomada por la pesadumbre de las noticias y las
voces reincidentes del camero que compra todo lo viejo.
Para
acabar la segunda taza de café, abro los Cuadernos (1957-1972) de Emil
Cioran, que me compré por el increíble precio de 125 pesos en un supermercado.
Al cabo de unas dos o tres páginas, el escritor y filósofo rumano escribe como
si hubiera estado junto a nosotros, frente al efímero arcoíris.
“Mañana
espléndida, divina, (…). Veía a la gente pasar y volver a pasar y me decía que
nosotros los vivos (¡los vivos!), estamos aquí tan solo para rozar por un
tiempo la superficie de la tierra”, aseguró Cioran. Diana, en cambio, prefirió
hacer una pregunta: “¿En verdad somos parte de la Tierra o estamos aquí de
paso?”
Desde
la calle, sonó una posible respuesta:
—¡Vamos que llegó el camero comprando todo lo que sea viejo! —anunciaba el que conducía—. Compro camas viejas, neveras viejas, lavadoras viejas, aire acondicionados viejos, baterías viejas… Compro transmisiones viejas, culatas viejas, cobre, aluminio, acero níquel, bronce, calamina… ¡Vamos, que llegó el camero comprando todo lo que sea viejo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario