13 marzo 2014

Tríptico de la Línea Sur. Congojas (III)

Cualquiera que recorra las ruinas cubanas, podría intuir que alguna vez, hace ya muchos años, allí hubo una nación próspera. Como ejemplo bastaría la estación de Congojas. Aún en pie en mitad de la nada, como si quisiera dar de fe, con sus muros como testigos, de la dimensión de la catástrofe.
Estaba a un kilómetro del Central Parque Alto, que molía 170.000 arrobas de caña cada 24 horas. Desde el andén de la estación aún se divisa la inmensa torre que ahora solo demarca el lugar exacto de los escombros. En la tierra baldía de los alrededores, todavía se pueden encontrar pedazos de las cuatro locomotoras Baldwin.
Ahora no hay nada sembrado. Pero según la edición de 1954 de The Gilmore. Manual Azucarero de Cuba, los colonos cultivaban allí diferentes variedades de caña: CO-213, POJ-2878 y Media Luna 3-18. “En 1948 se experimentó con la variedad Pepe Cuca C-13 la cual dio muy buenos resultados por cuyo motivo se está extendiendo y sustituyendo la CO-213”, concluye.
En cuanto toda esa experiencia cayó en las manos destructivas de la Revolución, el Parque Alto fue demolido. Un pequeño cartel de madera, incrustado en la pared la estación, describe de una manera muy precisa todo lo que pasó allí: Congojas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

PASE MUCHAS VECES POR CONGOJAS EN EL TREN DE AGUADA Y SIEMPRE VI LAS MISMAS COSAS DE DESCRIBES PERO NUNCA SE ME HUBIERA OCURRIDO PLANTEARLAS DE ESA MANERA, ESCRIBIR ES ALGO MILAGROSO Y TU LO HACES MARAVILLOSAMENTE BIEN... GRACIAS POR ESTE BLOG QUE NOS TRANSPORTA A NUESTRA CUBA PERDIDA Y DESGRACIADA.

Anónimo dijo...

Un dia te mando fotos de los andenes de Esperanza y Ranchuelo. Veo que no estan por ningun lado. De hecho Esperanza tenia dos andenes. El de la linea de Sagua y el de la linea de Cienfuegos.

Fernando Rodriguez Alvarez dijo...

Congojas, como varios puntos, lugares y pueblos de la actual provincia Cienfuegos, están muy vinculados a los mejores recuerdos de mi niñez. A fines de los 70 y principios de los 80 en Congojas nos bajábamos mis padres y yo provenientes de la Habana en los llamados trenes especiales Bus de fabricación argentina. Allí casi siempre nos esperaba nuestro anfitrión de los próximos días. Era mi abuelo que vivía en Cartagena y trabajaba en el central 5 de Septiembre. Era un trigueño cincuentón de seis pies, ojos azules, fuerte musculatura pero atlético y recio historial contra el régimen castrista que le quitó todo hasta el amor de la familia, excepto el nuestro, y por el que cumplió plantado 11 años de cárcel por haberse levantado en armas contra esa plaga. Al leer este articulo de Camilo y ver fotos he sentido una brutal nostalgia y deseos de llorar, por Congojas, Cuba, mi sufrido abuelo Idelfonso y todos nosotros.

Alejandra dijo...

Me reconozco en las vivencias de Congojas, estar parada en su andén para ir al encuentro de la familia.
Pasado unos dias vendría lo más dificil, el regreso inevitable, dejando atrás la familia. Entonces la lejanía no me dolía tanto.
Hoy si me duele estar lejos, me separa el Atlántico de mi Cuba.
Cuba es como una madre que te da calor, te calienta el alma y te embriaga de amor.
Es la línea de la vida, rodeada de agua, y desde que naces te embriaga su dulce magia.
Cuando decides dejarla, se queda en ella tu alma, y te conviertes en fantasma que nunca encuentra la calma.
Ay, Cuba como lloran tus hijos que en la partida se han dejado el alma.
Y tú esperas, esperas y esperas y por tus hijos callas y aguarda.