La estación del Paradero de Camarones tiene dos andenes. Uno está en la
principal, que es la Línea Cienfuegos-Santa Clara, y el otro en el Ramal
Cumanayagua (que fue demolido a finales de los años 90). Como el tren mixto
retrocedía para internarse por la otra pata del triángulo, ese andén se usaba
la mayoría de las veces para apartadero.
Durante meses, ahí pernoctaban los campamentos de reparadores.
Cuando estaba desocupado, enchuchaban tolvas en mal estado, vagones que no
cabían en el taller de Cruces y hasta locomotoras. Cada vez que eso sucedía, el
andén se convertía en nuestra zona de “guerra”.
El Chiqui, Ernesto, Norberto, Gabi, Osiris, Alexis, Wilita y yo nos
convertíamos en asaltantes del lejano Oeste o en guerrilleros, capaces de correr y saltar por un estrecho pasillo que tenían las tolvas en el
techo. Luego, como premio, abríamos las compuertas y comíamos las piedras del
azúcar que quedaba en las paredes.
Solo había dos personas capaces de ponerle fin a aquellas
aventuras: Barbarita (la madre del Chiqui) o mi abuela Atlántida. Barbarita prefería
un cuje de guásima y mi abuela la chancleta, pero ambas eran igual de
efectivas con sus armas. Siempre nos dejaban la marca de su regaño por más de
una semana.
Un día entendimos el por qué de aquellas amonestaciones. Estábamos
en medio de un encarnizado combate con tirachapas y nos escondimos debajo de
las ruedas de unas tolvas. Ni el Chiqui ni yo sentimos el cambio de chucho y el ruido de la locomotora. No nos dimos cuenta hasta el golpe del acople.
Salimos ilesos por centésimas de segundos. Nunca le dijimos nada a
nadie. Eso hubiera implicado un castigo de meses. Fue uno de los tantos
secretos que dejamos guardados en el otro andén de Camarones, que también tenía
túneles y pasadizos donde habitaban un majá y muchísimos hurones.
Ya no está la línea. Ya no pueden pernoctar los campamentos de
reparadores. Tampoco es posible dejar vagones o locomotoras en mal estado. Ahí
solo circula la nostalgia y ella, ya se sabe, no conduce a ningún lugar tangible.
5 comentarios:
camilito me has hecho llorar porque yo recuerdo esa epoca tan linda que dices aunque soy menor que tu los vi a todos jugando en la estacion ese lugar tan queriod de nuestro pueblecito. tu abuela muchas veces nos abrio la puerta de la casa cuando llovia y estabamos esperando el tren. tu siempre con un libro en la mano y mi mama lo decia que tu eras aplicado y recuerdo a tu amigo el gabi que fallecio el pobre y que siempre hablaba de ti con orgullo en la esquina porque tu eras su hermano. siempre fuiste muy inteligente en la escuela todos lo decian pero uno se enorgullece que llegaras tan lejos porque eres del paradero de camarones la tierra que mas amamos en el mundo.
ah si vienes a canarias avisa aqui vive mucha gente de alla que les encantara compartir contigo.
Si mi primo, "El Chiqui de Barbarita" que así se conoce en la familia, lee esas líneas a buen seguro se le saltarían las lágrimas. Intentaré hacérselo llegar. Por otro lado, Camilo la nostalgia no sé si llega a alguna parte, pero tus recuerdos, hechos palabras, nos hacen sentir en lo más hondo de dónde somos y lo que todos hemos sido: NIÑOS. (Nelson)
LINDO A LO CALAMARO.
ME DAN DESEOS DE SER DE TU PUEBLO. COMO TE EXPLICO.
Publicar un comentario