Salvador Lemis me ha reenviado, desde México, las fechas de los próximos eclipses solares: 30 de marzo de 2052, 23 de septiembre de 2071, 11 de mayo de 2078 y 28 de noviembre de 2198. Segundos después, recibí una invitación suya que no puedo rechazar.
Cuando llegué a La Habana para estudiar teatro, a principios de los años 80, Salvador se convirtió en una especie de tutor para mí. Gracias a él descubrí la mejor polilla de la ciudad (así le llaman en Cuba a los lugares donde se venden libros viejos) y me hice adicto a la cinemateca.
Entonces vendían en los estanquillos una cartelera con la programación cultural de la semana, incluidas las películas que se exhibían en los más de cien cines qua aún le quedaban a ciudad. Más de una vez nos subimos a un autobús para cazar una película en un lejano cine de barrio.
No olvido la noche que fuimos a ver Fitzcarraldo al Chaplin. Durante todo el trayecto de la ruta 32, me fue comentando la obra de Werner Herzog y las fascinantes actuaciones que había dejado en ella Klaus Kinski. Se puso de pie cuando pasamos el puente Almendares, como si temiera perder la parada.
Tuve excelentes profesores en la escuela de Cubanacán. A cada rato Raúl Martin (compañero de aula) y yo repasamos la lista y no dejamos de sorprendernos. “Eran los mejores posibles”, siempre subraya Raulito. Pero con quien más aprendí en aquellos años fue con Salvador.
—Dicen que el más emocionante es el que veremos en 2198 —me escribió al final de las fechas de los eclipses—. ¡Ya tengo mis lentes!
—Ahí estaré —le respondí—. ¡Yo también tengo los míos!
No pienso faltar a la cita.
1 comentario:
Es increíble tu memoria!!!! Supongo tiene que ver con papá y abuelo Venegas pendientes de trenes, mientras Lady Yero les llevaba un termo con café fuerte y dulce (el sabor y tono de todas nuestras remembranzas). Al final Fitzcarraldo logró invitar a María Callas a la selva del Amazonas.
Un guiño: mientras filmaban -como en la de mi maestro Saura- las serpientes solo mordieron a los especialistas que iban con el staff. Nunca a ninguna actriz o actor. Otro guiño: Kinski -para esa época- ya estaba loco y le dió un hachazo verdadero a otro actor, que casi muere... dejándole secuelas.
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