30 julio 2023
Vida común
Si tus padres no se hubieran ido de Cuba en 1970,
dejando atrás una isla que luego
le causaría cada vez más dolor
señalar en los mapas.
Si México acabara convenciéndome,
sobre todo, en aquellas noches
en que los poemas de Octavio Paz
se incendiaban en la calle Millet.
Si Barcelona no tuviera,
en una de sus estaciones subterráneas,
esa vía de escape que te trajo hasta aquí.
Si Santo Domingo no fuera capaz de sorprendernos,
de la manera más absurda,
de esa que aún hoy no somos capaces de explicar.
Si aquella tarde de lluvia me llego a quedar en casa,
dando vueltas en círculos alrededor de mí.
Si no logro que me siguieras a tu Fiat 500,
bajo la más absoluta oscuridad,
aun cuando ninguno de tus amigos confiaba.
Si me hubieras dejado ir en aquella tormenta
en que Miami estuvo a punto de ser borrada.
Si cualquier fecha,
incluso las más insignificante,
no resultara ser lo que fue,
es muy probable que no estuviéramos
cogidos de las manos,
esperando que la tarde interminable de Madrid
se apague de una vez y por todas.
Tenemos que reconocerlo,
Diana Sarlabous,
la felicidad,
por más que uno trate de negarlo,
hace que las historias más extraordinarias
se conviertan en vida común.
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