En "Belgrano", la canción que Andrés Calamaro compuso cuando supo que Luis Alberto Spinetta había muerto, se hace preguntas que siempre me producen desasosiego: "cuáles fueron tus últimas palabras/ tu último destello de conciencia/ qué dejaste escrito en una carta/ qué canción elegiste escuchar...".
A veces, cuando salgo de Santo Domingo para la Loma o para Portillo, le envío a mi hija Ana Rosario el archivo más reciente de mi novela (que espero por fin acabar de publicar a nuestro regreso), por temor a lo que pueda pasar en las siempre extremas rutas dominicanas.
En el estudio de Sorolla está el retrato en el que trabajaba cuando sufrió una hemiplejia y su obra llegó a su fin. Él vivió unos años más, pero el artista acabó ahí, en esos trazos inconclusos. Cuando estábamos frente a él, Diana se quejó porque me comentó algo y no le presté atención.
Es que la canción de Calamaro estaba sonando en mi cabeza.
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