En Montecristi, en la casa donde Gómez y Martí firmaron su amistad, brugales más, brugales menos, nos juramos hermanos. Los cuatro hemos cumplido ese manifiesto al pie de la letra.
Y hoy, que nuestro Ale se nos hace un tilín más viejo (solo de carrocería, porque de cabeza es cada vez más joven), celebro la enorme fortuna de compartir la misma media isla que ellos.
"¡Uno para todos y todos para uno!", como le dijo Joseíto a Máximo. ¡Felicidades, Alejandro Aguilar, hermano mayor!
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