14 enero 2020

La caseta de Marta Abreu

Mis abuelos maternos, sus cuatro hijos, dos yernos y tres nietos fueron ferroviarios. Cuando los Yero nos reuníamos, además de caernos a besos (éramos una familia muy cariñosa) nos pasábamos días enteros hablando de trenes. Aunque muchas historias se repetían infinidad de veces, nos manteníamos en vilo hasta el desenlace.
Siempre que viajaba en tren con mi abuelo, me iba describiendo cómo era el paisaje que teníamos delante en los tiempos de los Ferrocarriles Unidos de La Habana. “Cuando esto era de los ingleses —me decía— la gente en los campos ponía los relojes en hora cuando pasaban los trenes”.
Cada vez que llegábamos frente a la caseta de hierro de San Francisco, donde nacía el ramal del central, tomaba mi cabeza entre sus manazas y me obligaba a mirarla fijamente. “¡Esa es la caseta de Marta Abreu!”, me recordaba con admiración.
Durante muchos años busqué fotos de ese apeadero en Internet. Hoy, por fin, di con algunas. Como los Chinea se criaron no lejos de ella, lo primero que hice fue enviársela a Renay por WhatsApp. De estilo art nouveau y penosamente en ruinas, esa armazón de hierro tiene un incalculable valor patrimonial. 
Originalmente fue una de las taquillas de la Exposición Universal de París de 1889, a la que José Martí le dedicó una de las más hermosas crónicas de La edad de oro. Cuando desmantelaron la exposición, Marta Abreu la compró y la envió en un barco para su ingenio. 
Finalmente la emplazaron como estación en el enlace del ferrocarril azucarero con la Cuban Central Railways. A finales de los años 80, conocí a un especialista del Museo Municipal de Cruces que tenía un proyecto para su restauración y su conversión en una sala museográfica. Pero ahí se derrumbó el Muro de Berlín y Cuba se fue a bolina.
—¿Te imaginas que eso estuvo cerca del río Sena, la catedral de Notre Dame y la torre Eiffel? —Me decía Aurelio siempre que el tren se alejaba y la caseta empezaba a hundirse en el mar de cañaverales—. ¿Te lo imaginas?





1 comentario:

Unknown dijo...

Pase por alli muchas veces pero no sabia de la importancia patrimonial de esa caseta , muchas gracias por saberlo a traves de su blog, que pena que estos lugares los hayan dejado destruir , como tantos otros en Cuba que se caen a pedazos!!! en mi pueblo luchamos mucho por no dejar destruir esos lugares , fui profesor de historia de Cuba durante 38 añoos en los que tratamos un grupo de madrugueros de no dejar destruir nuestra historia y que no se olvidaran estos lugares , en estos momentos vivimos en Punta Cana con una gran añoranza por nuestros pueblo y nuestra Cuba que mucha ya forma parte de nuestros recuerdos.